Este año, 2016, que acabamos de iniciar, está consagrado en toda la Iglesia a la contemplación y la vivencia de la Misericordia de Dios. La vida humana está repleta de problemas. Uno de los temas que más preocupa es el de la miseria humana en todas sus dimensiones: miseria física, psíquica y espiritual. La tarea humana más apreciable es la de poner remedio a todo este conjunto de males. Como el ser humano no es capaz de resolver adecuadamente todos estos problemas angustiosos, Dios nos ha manifestado, como única y válida solución de todos estos problemas y angustias, a su Hijo Jesucristo. Este es el sentido de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, que lleva el nombre de Misericordia de Dios. Esta Misericordia es amor comprensivo y resolutivo de todos los males humanos. El Papa, Francisco, conmovido por la inmensidad y profundidad de los males que afligen hoy a los hombres de nuestro tiempo, ha resuelto dedicar este año a la contemplación, la vivencia y la acción de la Misericordia de Dios, revelada y realizada en Jesucristo. Así lo dice: «Jesucristo es el rostro de la Misericordia del Padre. El rostro de Cristo es la Santa Faz». El Obispo diocesano nuestro, Monseñor Jesús Murgui Soriano, ha recogido con gran entusiasmo este proyecto del Papa Francisco y lo ha puesto en marcha en toda la Diócesis Orihuela-Alicante. Es un plan práctico de conocimiento y vivencia de la Misericordia de Dios. Así lo ha escrito en la introducción del libro «Encuentro con Cristo, rostro de la Misericordia de Dios». Dice: «Deseo que la acción pastoral diocesana ayude a descubrir, acoger, celebrar y testimoniar el amor misericordioso de Dios, a vivir las obras de Misericordia». A continuación, expone el proyecto-marco para el Año de la Misericordia, que iremos exponiendo sucesivamente, en el momento oportuno.