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Desde mi terraza

Luis De Castro

Reafirmación del compromiso

La voz cálida de Noa, la maravillosa cantante israelí defensora de la paz entre los pueblos, envolvió la pequeña capilla del Complejo Vistahermosa a los acordes de La vida es bella; en primer término, Nito Manero y Sergio Campos, rodeados de familiares y amigos, se reafirmaban en el compromiso que adquirieron exactamente el 29 de diciembre de 1965. Es decir, hace 50 años. Y en mi recuerdo de aquellos tiempos está un comentario que circulaba entre las pandillas de la época: «Nito Manero se casa con un valenciano (reparen en el matiz) ingeniero y mayor». Ella contaba 18 años, y Sergio 30. Imaginen lo que suponía esa diferencia de edad para los veinteañeros de la época! Lo que se conoce como celebración de unas Bodas de Oro es hoy casi un milagro, en este caso un milagro alcanzado por mis dos buenos amigos de cuya trayectoria vital he sido espectador y testigo de primera fila. Ambos son bien conocidos en la sociedad alicantina: Nito ha dedicado buena parte de su vida a causas sociales, Sergio culminó su actividad profesional como presidente de la Autoridad Portuaria.

Ella ha estado vinculada desde sus inicios a APSA (Asociación Pro Deficientes Psíquicos de Alicante), que acoge a un millar de personas discapacitadas entre 5 y 65 años, y de la que hoy ostenta la Presidencia, con un talante muy diferente a lo que se suele considerar como obra benéfica, comprometiéndose a fondo con una labor social que, a falta de ser acometida por el Estado, como debiera, lucha por conseguir una vida y un futuro dignos a estas personas de toda condición social, abocadas al abandono social cuando faltan sus progenitores. Labor encomiable que no habría sido posible sin la comprensión, paciencia e inteligencia de un compañero que supo aceptar estar a la sombra de una mujer brillante en una ciudad a la que llegó como un desconocido. El tópico de que detrás de una gran mujer siempre hay un gran hombre, confirma lo de que los tópicos tienen su parte de verdad. Hasta aquí, la crónica social. Pero no es esa crónica social -aunque también- lo que me mueve a dedicarles mi artículo de hoy, sino a reflexionar sobre lo que supone compartir toda una vida con alguien. Y lo dice alguien que por voluntad propia, por predestinación, o por lo que sea, ha vivido y vive solo. Y veo tan difícil una situación como la otra; solo a través de la lucha diaria, de poner en cuestión a todas horas los usos, costumbres y valores que son propios de cada persona y su circunstancia, encuentro una explicación a las diferentes formas de vida. Aunque si les soy sincero creo que es mucho más difícil compartir una vida que vivirla en solitario, que no conlleva obligatoriamente el término soledad. Nito y Sergio (o Sergio y Nito), tal y como dijo uno de sus hijos en la ceremonia, han pasado por momentos buenos, regulares, malos y muy malos. Como cada quisque. Pero alcanzar una meta tan larga y tan lejana cuando se inició es verdaderamente un triunfo que pocas personas consiguen, bien por la desaparición de una de las partes, bien por no haber sabido planificar la batalla de la vida. En un año en que la muerte nos ha sacudido a muchos, incluidos los protagonistas de mi columna, es casi obligatorio celebrar el triunfo de la vida frente a la adversidad, gracias a haber sabido caminar juntos y de la mano. Empeñados como estamos a dividir el tiempo en etapas, iniciamos un año que está lleno de incógnitas y que requerirá de una gran generosidad por parte de todos. Y hay que ser ambiciosos en lo general y humildes en lo personal. Y un servidor solo aspira a mantener algo tan esencial como es la salud? y poder seguir poniéndome los calcetines sin demasiada dificultad. ¡Salud y fortuna en el nuevo año, amigos!

La Perla. ... Un periodista preguntó a la pareja: «¿Cómo se las arreglan para estar juntos tantos años?» «Porque nacimos en un tiempo en que si algo se rompía se arreglaba, no se tiraba a la basura».

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