«Llamadme Ismael», sí, de ahora en adelante me podéis llamar Ismael, pues tras el resultado de las últimas elecciones, he quedado absorto por la historia real que inspiró Moby Dick de Herman Melville. Me he presentado ya con este nombre en El Español, diario con el que navego desde hace unos meses, en calidad de joven arponero.

Es cierto que el pasado 20D el Partido Socialista aguantó el tipo a pesar de la pinza política y mediática descrita aquí, permaneciendo en el segundo lugar tras la lista más votada y el primero de las llamadas fuerzas de izquierda. La ballena se me había aparecido durante todo la campaña electoral en forma del IBEX 35, de las grandes cadenas de televisión, de los lobbies empresariales, y de los mal llamados emergentes, y finalmente y para mi alivio no ha podido engullir al centenario partido.

Aunque no podemos obviar que hemos reducido nuestra representación a 90 diputados. Incluyendo la pérdida de talentos como el de Eduardo Madina, que no ha podido alcanzar el escaño, a costa de la inclusión de dos independientes (a mí nunca me gustó esta política). Hasta el punto de que el expresidente del Congreso José Bono, haya tenido que llegar a la reflexión de que si estuviera en la lista por Madrid y Madina no saliese, abandonaría su escaño para que pudiese entrar. La reflexión ha llevado a pedir explicaciones por parte de la dirección al veterano político, aduciendo este, con toda la razón, que «está muy mayor para dar explicaciones».

Escribo este texto antes del comité federal de mi partido, por lo que no sé lo que ocurrirá finalmente. Coincido en efecto con Susana Díaz en que es el órgano en el que se dirimen los pactos, por lo que nos habríamos ahorrado una algarabía de días de ruido mediático, entre la opinión de barones y baronesas, si estas se hubieran expresado en el seno del mismo comité. No tengo ningún interés creado ni dentro ni fuera de mi partido, lo que me permite, quizás para disgusto de quien hasta hace poco me quiso amilanar, amenazándome con la exclusión de una lista local (hay a quien se le da una diminuta parcela de poder y se cree capitán general), expresarme al tiempo desde la más altas cotas de libertad y del respeto a mis compañeros.

Nuestra situación, centrando el asunto, es altamente complicada. Por un lado hemos manifestado claramente que no entregaremos el Gobierno al PP, porque nuestros electores no nos han votado para que hagamos presidente a Rajoy, pero por otro se convierte en una labor titánica el acuerdo con una fuerza como Podemos, que desde el primer día no piensa en otra cosa que en destruir al PSOE, más otras como ERC que ya están inmersas en iniciar el proceso secesionista en Cataluña.

Reflexionaba hace poco con un compañero y amigo que el PSOE tiene dos grandes problemas. Uno, la formación Podemos, que en forma de gran cachalote no pretende otra cosa que engullirnos; el otro, la confección de las candidaturas, pues desde el respeto a todos los compañeros que las han compuesto hasta ahora, cabe dotarlas de un mayor potencial. No podemos demorar mucho el proceso, pues «la banda del Coletas», ha demostrado tener una estrategia bien ideada al plantear el absurdo requisito del referéndum como condición sine qua non para formar gobierno, o llegar hasta la ridiculez de proponer un candidato independiente, es decir un presidente no elegido, una fórmula tecnocrática. Intuyo que están forzando la convocatoria de nuevas elecciones para aprovechar la ola y engordar sus resultados. La semana que viene sabremos más.