Existen Documentos TV de producción propia, los menos, y de producción ajena, es decir, reportajes comprados a las televisiones extranjeras. Digo yo que, al menos los fabricados en casa, los de aquí, deberían tener algo más de promoción. Ello sin menoscabo de que también se aireen un poco los de afuera, igual de interesantes. La cuestión es que esta semana se emitió el último de los nacionales, dedicado a la labor de Alcohólicos Anónimos, con motivo del 80 aniversario de su creación, si bien en nuestro país se implantó veinte años más tarde.
No lo tenían fácil sus responsables, Marisol Soto y Joan Albert, al tener que contar un relato tan largo sin mostrar ni un solo rostro de los protagonistas de la entrega, de aquellos que aportaron su testimonio en primera persona. Para paliar esta carencia, echaron mano de una serie de actores con los que rodar planos de recurso. Rostros de ficción que, curiosamente, y visto el trabajo resultante, podrían haber sido obviados. Así de fuertes e ilustrativas eran las imágenes de las reuniones de los grupos, de la convención bianual que este mes de octubre se celebró en Benicásim, o de las conversaciones sinceras entre varios afectados rodadas en la parte alta de Barcelona, de espaldas o en escorzo. «Hoy no he bebido» fue uno de esos trabajos que merece la pena ser visto con tranquilidad y que hablan con elocuencia de lo que es y lo que debe ser una televisión de servicio público.
Por malo que parezca el horario de Documentos TV, su acomodo fue privilegiado si lo comparamos con el momento en que decidieron estrenar Ciencia forense, producido en el centro de Sant Cugat del Vallés, que reprodujo paso a paso el complicado caso del asesinato de Anna Permanyer. Se emitió el 20-D, justo a la hora en que se cerraban los colegios electorales. Y claro, pasó inadvertido.
