Como en la canción de Mecano, otra vez en la Puerta del Sol, con las uvas y el alquitrán, y los petardos (que como bien dice Ana Torroja) borran el sonido de ayer... Cinco minutos de la cuenta atrás, hacemos el balance de lo bueno y de lo malo? «Pues este balance promete, y no solo el mío», creo que el de casi todo el planeta y desde luego de todos los «españolitos que, entre voces y pitos, hacemos por una vez, algo a la vez...». Nacho Cano ya nos había retratado en este himno que, junto al «Siete de septiembre» es como la grandísima canción que cada año nos revuelve las tripas, esas que ya con casi nada se mueven, de tanto que hemos visto y alucinado en estos años. Pero este, este 2016 además de ser un año de, por fin, remontada de nuestra España será el año de la concordia. No solo porque lo haya dicho el papa Francisco, que me cae francamente bien, sino porque no nos queda otra que ser diferentes o irnos al garete todos en conjunto. Si hay algo que me ha gustado de este año 2015 es que ha sido un año de lecciones. De lecciones de tristeza, de crueldad, de inmoralidad, pero también de tolerancia, de amor por los demás, de entrega... Un año de sorpresas, de encuentros y desencuentros, pero sobre todo un año en que el mundo está buscándose a sí mismo más que nunca. Un año en el que nuestro mundo tiene que luchar a las claras por sobrevivir a la «barbarie» de cuatro locos muy bien organizados que quieren volvernos al medievo sin pasar por «taquilla» siquiera. Un año en que las mujeres hemos vuelto a tener que ver violencia y desacato, desgracias y muerte, pero también un año en que, más que nunca, la conciencia social es innegablemente sólida y respalda el avance imparable de, como diría Mod en Sufragistas, es la «mitad de la Humanidad»?y con el mismo derecho a decidir su destino. Y al final, a puertas de la Navidad más políticamente concienciada y convulsa que he visto en toda mi vida, un año que nos ha dejado con un gran reto: entendimiento, el consenso, el diálogo por obligación... eso que los españoles desde la Guerra de Cuba como diría Ortega y Gasset o el más que concienciado Unamuno, no nos sale ni de casualidad. Pero no nos va a quedar otra, señores y señoras, que empezar a cambiar de una vez. Porque nuestros hijos, nuestras generaciones están hartas de todos nosotros. Nos miran con ojos de asombro que, para nuestro verdadero asombro, ha sido su actitud? vamos. El millón y medio de nuevos compatriotas se han dedicado en su mayoría, según parece, a irse de compras, al cine, de comida o a esquiar antes que votar (qué pena y qué dato a analizar). Hemos construido esta realidad los de siempre y esperemos que por fin el estilo sea no hacer lo de siempre. Dicho lo cual, hoy domingo os deseo que salgáis de casa, veáis el sol, de este Alicante que es cada vez más primavera eterna... el mar, ese Mediterráneo de nuestros antepasados, ese que surcaban fenicios, griegos, cartagineses, romanos? abracéis a vuestros hijos porque no os los van a quitar como en otros siglos por pensar... valoréis el aire que respiráis libremente y que surca cada hebra de pelo, que mece con libertad nuestro tiempo... que vayáis a cualquier terraza y pidáis un arrocito, o que en casa podáis comer en familia, que haya luz, que haya agua, que haya justicia y que la noche de este jueves seamos conscientes de que juntos, y solo juntos, podremos por fin abandonar esa maldición sin estilo que nos ha perseguido desde un siglo y medio, y recomencemos la historia por fin. Feliz domingo y mejor cuenta atrás del 2016.