Hay que evitar la repetición de las elecciones. Ha ganado la izquierda ampliamente en votos- casi un millón más-; y la derecha en diputados y senadores: 163 escaños, dos más; y mayoría absoluta en el Senado. Ni la izquierda, por sí sola, ni la derecha tienen los 176 votos necesarios para gobernar con estabilidad. Para conseguir la mayoría tanto la izquierda como la derecha necesitarían a los nacionalistas vascos y/o catalanes que suman 26 escaños y 1.766.000 votos. No hay bipartidismo; ni tampoco hay sorpasso en la izquierda, ni en la derecha. Las grandes declaraciones ya las hemos oído en la campaña, ahora hace falta programa de gobierno y la gestión correspondiente. Estos son los mimbres, ahora los políticos tiene que hacer el cesto. Y especialmente el PSOE que tiene distintas opciones a la vista, con el retroceso de la derecha en general y de Ciudadanos en particular se ha encontrado constituido en el fiel de la balanza.

No es posible, ni seguramente deseable, la más mínima reforma constitucional sin el Partido Popular. Y, sin reforma constitucional no cabe referéndum en Cataluña. La reforma de la Ley Electoral para hacer la representación más proporcional contaría con la oposición del PP, pero también con la de los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos. La mejor opción para el PSOE es el pacto con Podemos, a pesar de los barones, aunque no parece fácil. Cuando Podemos coloca la línea roja en el sistema electoral, o en el llamado «derecho a decidir» y el referéndum se considera «irrenunciable», Pablo Iglesias en este momento lo que está es negándose a negociar y culpando al PSOE de que no haya una coalición de izquierdas y prefiriendo quedarse en la oposición; o, alternativamente empujándole a la llamada «gran coalición» - PP, PSOE- y dejar la oposición de izquierdas a Podemos. He dicho que hay que evitar la repetición de las elecciones -aunque a Podemos no le preocuparía-, no es una opción deseable porque sería un fracaso político de los electos, y además la experiencia dice que los resultados variarían muy poco. Aunque Iñigo Errejón afirme que les ha faltado tiempo, les puede pasar como a Ciudadanos, que les sobre tiempo. La democracia se implantó en España por el empuje de la izquierda y los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos; y con la resistencia de la mayoría de la derecha- excepto Adolfo Suárez y los llamados entonces «aperturistas»-. Conviene no olvidarlo.

El Partido Popular de Mariano Rajoy no tiene mayoría con Ciudadanos, su aliado natural, necesitaría el apoyo de los nacionalistas catalanes y/o vascos. Los catalanes no parecen estar en la mejor disposición. El PSOE, difícilmente permitirá con su abstención, y menos apoyará, un gobierno presidido por Mariano Rajoy. Si permite que continúe en la Presidencia del Gobierno se puede socarrar ante sus electores, y hundirse por el diluvio de reproches que le caerán desde su izquierda.

Si al PSOE le encargan formar gobierno, una gran coalición PSOE- PP -no es lo mismo que PP-PSOE- tendría que ser ante la imposibilidad de un pacto de izquierdas y con unos compromisos muy concretos de los que, como en Alemania, ocupan semanas de negociación y muchos folios firmados. En ambas alternativas deberían incluir algunos de estos temas: negociar la reforma constitucional -sólo se podría con el PP- ; renegociar con la Unión Europea los plazos para reducción del déficit; derogar la reforma laboral; nueva Ley de Educación, con Educación para la Ciudadanía y consensuado con los agentes sociales; garantizar el sistema sanitario y de servicios sociales; nueva política fiscal que reduzca las desigualdades; financiación autonómica; recuperación del Pacto de Toledo sobre las pensiones; nueva política energética y de medio ambiente; reforma económica y nuevo modelo de crecimiento; reforma de la justicia; sectores económicos estratégicos públicos; establecimiento de una RTVE pública como la que pactó Zapatero;? etc. Una gran coalición tendría un efecto dominó en los distintos gobiernos autonómicos y locales de la administración.

Los ciudadanos, desde el supuesto fracaso electoral como alguno lo ha calificado, han convertido al PSOE y a Pedro Sánchez en el árbitro de la situación. Esos son los mimbres para hacer un cesto; claro, que también pueden hacer un pan como unas hostias.