Queridos Reyes Magos, los días pasados han sido agotadores llenos de eventos, comidas entre amigos, cenas y la Nochebuena y Navidad en familia. Comer, reír y compartir. Las dietas a un lado, cualquier médico queda como un doctor fracasado con sus pacientes en estas fechas donde uno se come hasta al Niño Jesús. Se termina un poquito perjudicado, eso sí -nos va la fiesta-, saboreando los buenos vinos, los gin, el champán y lo que toque, todo menos el cava, que no estoy lo que se dice contenta, con los catalanes que proclaman independencia.

Escribo esta carta en Navidad, aunque ha pasado Papá Noel, creo que me apunto a la competencia de vuestras majestades a ver si podéis complacerme porque sigo soñando con todo lo que quiero alcanzar, con las cosas que tengo y las que no.

Sueño cuando duermo de qué manera me voy a levantar al despertar, dispuesta a comerme el mundo, a luchar con pasión por todo lo que es justo y a ejercer con dignidad y fuerza mi profesión. Sueño cuando despierto porque quiero dar al mundo todo lo mejor de mí, quiero dar las gracias cada mañana por todo lo que tengo y valorar cada cosa de todo lo que me rodea, eso me da felicidad. Sueño durante la jornada, despierta, dejo volar a la imaginación y emprendo un vuelo muy alto porque no hay miedo, me siento libre con una libertad que me da seguridad. Sigo soñando. Vuelo más alto porque en mi viaje me acompaña la ilusión y si caigo, no pasará nada, porque es el riesgo que se corre cuando se toman decisiones valientes, sin miedo. Hay que saber apostar. Quiero ser más valiente y pedir más. No quiero cosas materiales, del mismo modo que se consiguen perecen como si tuvieran fecha de caducidad. Me gusta el riesgo, quiero más. Deseo que todo el mundo goce de buena salud, que la muerte nos sorprenda como algo natural y la aceptemos como un cambio de vida, no por atentados terroristas, no por personas que dañan, no por accidentes, no por guerras ni luchas. Deseo que llenéis de alegría nuestras vidas, que seamos optimistas y divertidos, que nos riamos de nuestras penas y ver de todo lo malo lo bueno. Que nos pongáis una sonrisa de fijación permanente, de esas que no se borran parecidas a los cosméticos de las señoras. Deseo que todos los que están cerca o lejos de mí sean generosos y los que no lo son, les traigáis un manual para que aprendan que dar es más importante que recibir, quien da solo por por dar, sin esperar nada a cambio siempre recibe cuanto ha dado.

Deseo que me traigáis mucha pasión, no entiendo la vida sin ella. Pasión para todo y para todos, todo lo que se vive con pasión da fuerza para conseguir metas, para ser feliz.

Sueño con lo que deseo, como si todo existiera de verdad. Deseo construir lo que veo que existe, en esa aparente realidad, con todos mis sueños.

Me despido de vuestras majestades con todo el cariño que os tengo desde niña, con muchísima fe, con la confianza de que en el camino de llegada no os faltará en ningún momento la voluntad de querer complacerme en cuanto os he pedido, de hacer el bien a los demás.

Sin más que pedir, de momento, un fuerte abrazo con el deseo de que mis sueños se hagan realidad.