Los hosteleros, los industriales, el sector del turismo, ante la realidad evidente de que no tenemos una imagen que nos proyecte con fuerza al exterior, piden la Marca Alicante. Los datos nos sitúan como la cuarta provincia por PIB en España, (Madrid, Barcelona, Valencia y después Alicante), y con el 40% de la población de la Comunidad Valenciana. Pero nuestra imagen no se corresponde con estos números. Bajo esta realidad evidente subyace uno de los problemas básicos de nuestra sociedad, y es que en Alicante se ha olvidado o se ha dejado para otro momento, que nunca se sabe cuando llegará, el plantearnos una idea de ciudad, de provincia, en la que estemos de acuerdo una mayoría social. Seguramente porque para ello es necesario el encuentro de todas las fuerzas vivas, pero sobre todo, la industria, el comercio, y también los diseñadores, arquitectos, ingenieros y, cómo no, la cultura, los artistas, historiadores, teóricos, investigadores, gestores. Pues no olvidemos que la imagen más visible de una ciudad es la cultural, donde confluyen todos los sectores. La cultura es el producto de la confluencia de la diversidad sobre una base de conocimiento mutuo y sobre una idea clara de modernidad. La ordenación urbanística, la conservación y restauración del patrimonio arquitectónico, la estética de las ciudades y pueblos, la imagen culta, y la popular, todo tiene que ver con la cultura de un pueblo, con su capacidad de autocrítica, de consenso en la constitución de criterios de excelencia derivados del conocimiento y de la formación. La creación de la imagen de una sociedad pasa por el conocimiento de su historia, y el apoyo a sus activos en el espacio de la modernidad. Si hay algo que tiene que ver con la investigación, la creatividad y la innovación, es el centro de arte, el museo, pues es en ellos donde se muestran las pautas que marcan el desarrollo de una sociedad. Pero de qué manera se muestran estos centros en Alicante, cuál ha sido su pasado y cuál su presente. Nuestras instituciones sin presupuesto, sin proyecto de dirección, no atienden a nuestra realidad. Nuestro pasado y nuestro presente no son inferiores en calidad, ni mucho menos, a los de cualquier otra ciudad y eso es absolutamente demostrable. Pero hay una gran dejadez por parte de las instituciones en apoyar o proyectar mínimamente este patrimonio del que cualquier ciudad de España y de Europa se sentiría orgullosa. Y solo si somos capaces de mostrar lo que hacemos, realizando comparativas de nuestros creadores con otros de la misma época, del presente y del pasado, podremos poner en valor lo que nos diferencia y lo que nos identifica. Nuestra marca Alicante.
