Un tipo con coleta y que según Pedro Sánchez no tenía pinta de presidente acaba de cambiar el mapa político de este país. Con independencia de nuestra preferencia de voto, Podemos se ha cargado el bipartidismo a la primera de cambio, dinamitando la adormecida conciencia política de muchos ciudadanos y, por supuesto, de los dos grandes partidos, a los que el electorado daba su voto porque no había otra cosa.

En los tradicionales graneros de votos del PP y del PSOE, Podemos y, en menor medida Ciudadanos, que no ha cumplido con las enormes expectativas que le daban las encuestas, han conseguido separar el grano de la paja. Andalucía, la única autonomía donde el PSA pierde menos diputados que en los comicios de 2011, se mantiene como la última reserva espiritual de voto socialista. El Partido Popular seguiría siendo la segunda fuerza política en esa comunidad, pero se deja 13 diputados por el camino y la formación de Pablo Iglesias arrasa con todo lo que estaba a su izquierda.

En Cataluña, ya no hay rastro del PSC entre los partidos que representaban la alternancia política, a pesar de que el presidente anterior a Mas era de ese partido. Ada Colau y En Comú-Podemos se han encargado de barrer a todos del mapa para convertirse en la fuerza más votada por delante de Esquerra y de Convergència. Albert Rivera no ha sido profeta ni en su tierra ni en la de otros, y sus similitudes con la derecha tradicional del PP y su frentismo hacia el proceso de soberanía le han convertido en quinto concursante. Mal.

La otra autonomía clave de estas votaciones era la Comunidad Valenciana. El electorado persiste en no castigar al partido modelo de corrupción para toda España. Sólo le riñe. El PSPV-PSOE, que, recordemos, gobierna en esta comunidad, ha sufrido el sorpasso en número de votos de la coalición Compromís-Podemos. El votante de esta autonomía ha elegido a esta alianza como ejemplo de decencia.

Hasta en Euskadi ha cambiado el mapa político la formación podemita. Si comparamos los datos con los de 2011, ya no hay rastro de Amaiur. Su sosías, Bildu, pasa a ser la cuarta formación en porcentaje de voto. Podemos se convierte en el interlocutor necesario del PNV, porque los socialistas de Idoia Mendia se mantienen en tercera posición y pierden casi ocho puntos porcentuales respecto a 2011.

Y todo en apenas un año. España nunca agradecerá lo bastante al líder de Podemos el bofetón con que ha despertado a este país. El PP resiste pero se desangra. Un Pablo Iglesias fundó el PSOE y otro Pablo Iglesias lo ha dejado malherido. Por primera vez desde la Transición se ha roto el bipartidismo. Cuarenta años después de la muerte de Franco, resulta que estábamos vivos.