Si no lo ha hecho ya cuando lea estas líneas tiene que ir. No puede dejar pasar esta oportunidad después de haber estado esperando tantos años. Ya sé que si va puede que salga decepcionado, que no se ajuste a lo que usted tenía previsto, que el guión o algunos de los actores le falle, pero tendrá la oportunidad de decidir por sí mismo si lo que pensaba se atiene finalmente a lo que nos habían prometido con este gran estreno. Además, evitará que algunos, como ya están intentando desde hace semanas, le cuenten su versión de lo que sucede y le revienten el gran final. Pero tiene que darse prisa, ya son muchos los que en las redes sociales, en tertulias o través de los medios de comunicación están intentando desvelarnos la intriga y revelarnos por anticipado cuál es la clave de esta entrega, qué ganan los de un bando y qué pierden los del otro, e incluso quién traicionará a quién o quién apoyará a quién. Y la única manera de evitarlo, permítanme que insista, es ir, verlo con nuestros propios ojos, y, con nuestro criterio como único elemento de guía, decidir si nos gusta o no y quién es el que borda el papel y quién nos confirma que sólo vale para actor secundario. Así que no sea perezoso, póngase ropa cómoda, aproveche este maravilloso día de domingo y vaya, solo o en familia, con amigos, conocidos o vecinos... a votar. Dese el placer de sentir en su interior la fuerza de su voto y no renuncie a la oportunidad de participar en esta maravillosa batalla democrática que es determinar quién nos gobernará, si lo hará sólo o en coalición, si serán necesarios pactos a dos bandas, tres bandas o cuatro bandas. Sea un verdadero caballero Jedi y utilice su carga interna de miriclodianos para participar en la fiesta del voto y que las urnas reflejen verdaderamente la voluntad de la mayoría de los españoles. Y si no lo hace, luego no se queje si por casualidad nos vemos arrastrados al lado oscuro. Que la fuerza le acompañe.
