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Francisco Esquivel

Mucha sangre, Quentin

Lo tengo visto. Cada vez que frenas en un paso de cebra, el peatón, que suele esperar en lugar de pasar, da las gracias asombrado, con lo que no puedo evitar preguntarme: pero aquí, ¿la gente sabe cuáles son sus derechos, desde los más elementales hasta los que deberían ser irrenunciables? El sábado pasado el peatón era yo, no esperé, crucé, un bólido amarillo casi me afeita las piernas y no le di una patada porque no caí y porque, pensándolo bien, igual me fracturo el pie y el fiti ni se entera. Menos mal que, al llegar a casa, el primogénito reenvió al grupo de guasa un vídeo que ya ha tenido cuatro millones de reproducciones. Es una de esas creaciones que aprovecha para doblar una escena cinematográfica conocida y meterle un guión en torno a algo muy cercano. En este caso va sobre lo que tenemos mañana y es Travolta, a lomos de la carrocería de Pulp fiction, quien le cuenta a Samuel L. Jackson, mientras éste conduce, que ha pasado por España, que hay elecciones y que no le gustaría estar en nuestro pellejo: «Joder -dice John-, tienen cinco putos partidos a los que votar, los azules, los rojos, naranjas, morados y los verdes y nadie tiene ni puta idea de a quién votar. Acaban haciéndolo, pero nadie tiene ni puta idea de lo que dice el programa», a lo que Samuel contesta: «Joder. Eso es como pagar a un albañil para que te haga una reforma sin que te explique lo que va a hacer». «Es exactamente eso, tío». La reforma del film original ha corrido a cargo de un desagregado de Canal 9. Como la legión que anda entre nosotros o en el quinto pino buscando desesperadamente reinventarse ante el desmoronamiento de un derecho básico, Carles Caparrós se encontró colgado de la brocha y hoy cuenta con su propio canal en youtube, en el que dobla, edita, produce y es su propio jefe. Efectivamente, Tarantino, hijo; para peliculón, el nuestro.

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