Un momento importante. Imagino que como la mayoría de ustedes. Estoy inmerso en la campaña de estas elecciones. Debo confesarles que las vivo con optimismo. Hay muchas ofertas y es bueno que los ciudadanos podamos elegir entre las variadas opciones que se nos ofrecen. A ello se añade que, en esta ocasión y gracias a los medios de comunicación, los candidatos han debido hacer un esfuerzo primero por imaginar un país distinto, luego por elaborar sus propuestas y finalmente exponernos esos proyectos, es decir, definir sus ideas para nuestro futuro, todo ello es muy de agradecer. El resultado es que nos han implicado mucho a casi todos, quizás como nunca antes había sucedido. Yo estimo que van a ser de las más participativas, y como vivimos en una democracia, que aunque perfeccionable se puede homologar a las mejores del mundo, se nos abre un futuro de nuevas actuaciones que habremos elegido.

¿Pero, qué echo yo en falta en esta campaña o creo que sobra?

Si voy de ingenuo diré la palabra amor. A penas se oye, y sería magnífico que los partidos se comprometieran, e incluso compitieran en crear una sociedad cuyos miembros se amen. Yo lo valoraría por encima de otras muchas cosas o logros. Ser capaz de perseguir y vender un «amor universal» es grande. Fíjese que grandes figuras que movieron el mundo apostaron por él. Recuerde las ideas y obras de Gandhi, Teresa de Calcuta o incluso Vicente Ferrer.

Si me levanto humilde pediría que en vez de insistir unos en los errores de los otros, lo que afecta a todos los que tienen historia de gobernar en nuestro país, pediría que utilizaran más la palabra perdón. Desde los clásicos latinos sabemos que el error es humano. A lo mejor un inicio sencillo sería evitar las palabras mesiánicas y altivas.

Si me siento ambicioso les pediría que se preocuparan de mejorar las condiciones de vida, pero no sólo en nuestro país. Se necesita lograrlo en todo el mundo, y en otros muchos sitios más que en nuestra tierra. El mundo resulta ser una pequeña aldea, con pocas calles, y nuestra gota de agua para contribuir a ello, aun siendo sólo una gota, hemos de saber que sin ella, las restantes, que forman un océano, no serán iguales. Debemos no ser tan miopes como para no ver la importancia de nuestra gota.

Si voy de gremialista les pediría que se impliquen más en el desarrollo de la ciencia. Tengo casi setenta años y les aseguro que entre las cosas más maravillosas que he conocido, el desarrollo del conocimiento ha sido una de ellas. Y me refiero no sólo a evitar el dolor, curar infecciones o el cáncer, es infinitamente más, pero como las tenemos integradas no las valoramos o consideramos. Y ello va desde tocar un botón y que se encienda la luz, a abrir un grifo y que salga agua limpia, verse o hablar con personas que están a miles de kilómetros, la llamada revolución digital, o poder llegar a ellos volando en sólo unas pocas horas. Eliminar excretas sin contaminar, etcétera.

Si me levanto psicólogo diría que en la campaña sobran los egos. Hace poco leí que pasamos media vida construyendo el nuestro, y a partir de entonces otra media tratando de corregirlo. Yo me inquieto cuando oigo sentenciar o mejor ofrecer a algunos recetas fáciles para todo. Ese mesianismo es un error, y fíjense es contagioso, así yo mismo he caído en ese hoyo y les ofrezco hoy aquí propuestas de mejora.

Si voy de buen ciudadano, o de tacañete les pediría que se ahorraran la mitad del tiempo que dedican en sus mítines a desprestigiar o criticar las propuestas de sus contrincantes o adversarios y lo utilizaran en explicar y definir bien, con detalle sus propuestas. A usar más sinceridad que dialéctica o más reflexiones y argumentos que eslóganes o frases hechas.

¿Qué me gustaría? Fíjense que estimo que la relación entre contendientes ha sido «normalita», aunque quizás me hubiera gustado que en algunos casos hubiera sido menos bronca, algo más educada; aunque todo podría valer a excepción del puñetazo al líder del Partido Popular, que es a la vez presidente de Gobierno. Yo creo que ninguna forma de violencia debiera tener cabida en democracia. Sin embargo les pediría a todos más ilusión en sus propuestas. En general todos miran hacia atrás y nos dibujan un país negro. Yo no quiero pasarme de bobo pero acabo de leer que en 1951 el fotógrafo Eugene Smith publicó, con muchas fotos, la vida en la localidad extremeña de Deleitosa. Si la revisa hoy creerá ver un país de hace muchos siglos, casi en la Edad Media. No niego nuestras dificultades diarias pero hoy somos la decimocuarta potencia económica del mundo, y llegamos a ser la novena y nuestro índice de alfabetización es del 98% cuando entonces a nivel rural éramos ágrafos. Nuestra sociedad tiene una magnifica manera de relacionarse, somos generosos y sobre todo disfrutones, lo que incluso conseguimos sin grandes dispensas de dinero. Por pedir pediría que se diera mas importancia a la cultura, y no solo en subvencionarla, sino valorarla.

Por favor creamos más en nosotros mismos, ofrézcannos proyectos ilusionantes, con metas bellas y ambiciosas, hablemos menos de la España que hemos dejado atrás y más en la del brillante futuro que entre todos hemos de construir. En resumen les pido ser más optimistas sin dejar de ser realistas. Y hay otra palabra que considero mágica y echo en falta es pactar, acordar, o incluso en ceder. Para ello los partidos debieran pensar más que partes de sus propuestas son lo fundamental y que partes permiten ajuste. No lo duden el resultado de la suma de todas es muchísimo más que una sola que cree o ahonde más divisiones en la sociedad.