Siempre hemos tenido fama de particulares, de especiales, algo que se demuestra cada día: con las Fiestas, con los estériles debates industriales... hasta con los Reyes Magos (que si el segundo es Gaspar o Baltasar). La legionela ha acabado dando un toque de distinción. En esta ciudad, si quieres asfaltar tienes que traer máquinas con «sombrero» para que el agua no se caliente o enfríe mucho, que nunca me acuerdo, y ahora si pretendes baldear las calles, tienes que comprar aparatos específicos. De momento, al menos, no vamos con mascarilla por la calle. Algo es algo...