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Francisco Esquivel

De tarjetas

Junto a la tarjeta censal ha llegado esta vez la de participación en el programa de prevención del cáncer colorrectal. Qué duro... lo de la primera tarjeta, claro. El programa preventivo de salud, en cambio, es otro de esos avances que no sabemos cuánto nos durará y al que no pienso dar la espalda, salvo que por los resultados no quede otra que llegar hasta la colonoscopia y, aunque soy virgen en ese terreno, creo que con la espalda no bastará. Además tengo las tarjetas colocadas sobre el teclado de mi máquina de escribir antigua y, a pesar de ser más hipocondríaco que el que lo inventó y capaz de desmayarme al entrar en un hospital acudiendo de acompañante, nunca pensé que lo que me daría más apuro en los días previos sería la que señala el colegio electoral al que nuevamente me he de dirigir. Pero así es. En la otra, el programa está explicado como Dios manda, bien situado en el contexto correspondiente, tienes la absoluta seguridad del objetivo que se persigue y, por mucho canguelo que te dé afrontarlo, sabes que, en el caso de surgir problemas, el empleo del mismo solo puede ir en tu beneficio. ¿Alguien es capaz de decir lo mismo, paso por paso, de los programas con los que nuestros clásicos y noveles concurren a la cita fijada en el calendario? Mientras Sanidad despide su propuesta asegurando que «si se detecta a tiempo se puede curar en la mayoría de los casos; infórmate y participa», al ir a repasar la papeleta de sitio del 20D se escucha en la radio un extracto del mensaje de un candidato en el que dice: «Si ustedes están satisfechos con lo que tienen, voten a quien les gobierna; si no...». Podría tratarse de Sánchez salvo porque sigue así: «...ya saben. Impulsaré la política económica de Rodrigo Rato». Sí, la voz es de Rajoy durante la campaña que lo aupó hasta la Moncloa. No sé. Igual un día dejan de darnos por el orto.

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