Venezuela le ha dado la espalda a Maduro. Una de las principales causas es la agudizada crisis económica que vive el país y su mayor detonante es el precio del petróleo, que se mantiene en mínimos por los intereses de Arabia Saudí. Los jeques han doblegado al chavismo sin proponérselo.

Según un estudio de Encovi, un consorcio de profesores universitarios venezolanos, el 76 % de los ciudadanos de la República Bolivariana ya vive en situación de pobreza. La inflación está fuera de control, el paro se ha duplicado en el último año y el FMI prevé que la economía venezolana cierre el ejercicio con una caída del PIB del 10 %, el peor registro de Latinoamérica. Las exportaciones de petróleo son la viga maestra sobre la que se sostiene la frágil economía venezolana y la caída de los precios del oro negro la está carcomiendo.

La pasada semana, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) volvió a ignorar los llamamientos de auxilio lanzados por Venezuela para frenar la producción de petróleo e intentar así elevar el precio del crudo, que en estos momentos es de poco más de 38,5 dólares el barril de la OPEP (en lo que va de año se sitúa en una media de 50,7 dólares, el promedio anual más bajo desde 2005).

Arabia Saudí „el primer productor mundial de crudo„ con el apoyo del resto de los países del golfo Pérsico miembros de la OPEP, impuso su estrategia de mantener el actual techo de producción en 31,5 millones de barriles de crudo al día, que se ha mantenido invariable durante los últimos 18 meses. Arabia Saudí puede permitírselo, porque tiene abundantes reservas fáciles de extraer que le permitirían obtener rentabilidad hasta con los barriles en 10 dólares. Venezuela, con unos costes de producción el doble más altos, no.

El cártel mantiene la producción para evitar que Estados de fuera de la organización le arrebaten cuota de mercado. La OPEP confía en que el actual escenario de precios bajos ahogue, por falta de rentabilidad, los proyectos de extracción de hidrocarburos no convencionales, principalmente a través del fracking o en aguas profundas.

La estrategia está permitiendo al cártel recuperar niveles de ventas a costa de debilitadas economías como la venezolana. La evolución del precio del petróleo no se explica por el juego de la oferta y la demanda, sino por el poder de los principales productores, que lo ejercen cuando pueden. Estados Unidos, que en principio debería estar preocupado por el bloqueo al fracking, mira para otro lado. El petróleo barato es una buena noticia para su industria y es una forma de someter a Irán. Y de paso, empieza a caer el chavismo.