En pocos días cerraremos el año que hemos convenido en llamar «2015». Y comenzaremos un nuevo año en un día que convinimos que se llamaría 1 de Ianarius (por Jano, dios romano del comienzo y del fin, y que en castellano llamamos Enero). Estos nombres y números con los que denominamos a las fechas son acuerdos que hemos adoptado para tener un cierto orden social más o menos global en el mundo. Sin embargo, las razones que subyacen bajo estos conceptos son netamente astronómicas.

Y es que nuestro planeta, la Tierra, tarda 365 días en dar una vuelta alrededor del Sol. De hecho, tarda exactamente 365,25 días. Por ese 0,25 de más, introducimos un día extra cada cuatro años (los años bisiestos). Además, sin quererlo, hemos introducido otra definición basada en un hecho astronómico, el concepto de «día». La duración del día es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor de sí misma. Y a eso, de nuevo por conveniencia, hemos decidido llamarlo día. La subdivisión en 24 «partes» (a las que conocemos como horas), proviene del antiguo Egipto, donde los relojes solares dividían el día en 10 sectores a los cuáles sumaban uno antes (para el amanecer) y otro después (para el atardecer). De forma similar, empleaban ciertas estrellas para medir las 12 horas correspondientes a la noche.

Junto con el resto de planetas del Sistema Solar, la Tierra se formó hace unos 4.500 millones años. Es decir, hemos dado alrededor de 4.500 millones de vueltas alrededor del Sol. Por ello, los años que nosotros contamos son, en realidad, años terrestres. Puesto que cada planeta en el Sistema Solar está situado a una distancia diferente del Sol, el tiempo que tarda cada uno en dar una vuelta a su alrededor es obviamente, diferente. Así, por ejemplo, Mercurio, que es el planeta más cercano al Sol, tarda tan solo 88 días en rodearlo con lo que el año «mercuriano» es de 88 días. Por el contrario, Júpiter, el planeta más grande de nuestro sistema y el quinto en distancia, tarda unos 4.330 días terrestres en dar una vuelta alrededor del Sol, es decir, 11,8 años terrestres. Por último, el binomio Plutón-Caronte tarda unos 248 años en completar su órbita alrededor del Sol.

En la actualidad conocemos alrededor de otros 2.000 planetas fuera del Sistema Solar (a los que llamamos exoplanetas), girando en torno a otras estrellas. Entre ellos, encontramos casos extremos en los que el planeta tarda tan solo unas pocas horas en dar la vuelta a sus estrellas. El ejemplo más claro es el del recientemente descubierto planeta PSR J1807-2459 A b, cuyo año dura tan solo 1 hora y 42 minutos. En el lado opuesto, encontramos al exoplaneta HR 8799 b, uno de los pocos descubiertos por imagen directa y que forma parte de un sistema planetario compuesto por otros tres planetas. En este caso, el más alejado tarda 450 años en dar una vuelta alrededor de su estrella, es decir, sólo celebra una fiesta de fin de año cada 450 fiestas de fin de año terrestres.

Además de dar vueltas alrededor de nuestra estrella (el Sol), el Sistema Solar se encuentra en una galaxia a la que llamamos Vía Láctea. Se tienen muchos indicios de que el centro de nuestra galaxia lo ocupa un agujero negro súper masivo (unas cuatro millones de veces más masivo que nuestro Sol). Alrededor de este, giran miles de millones de estrellas. Nosotros nos encontramos a una distancia de alrededor de 26.000 años-luz del centro galáctico. Así, nuestro Sistema Solar gira entorno a dicho centro a una velocidad de 800 kilómetros por hora, tardando unos 230 millones de años en dar una vuelta completa. Es decir, dada la edad de nuestro sistema planetario anteriormente mencionada, se estima que hemos dado unas 19 vueltas alrededor del centro galáctico. En otras palabras, estamos en el año galáctico 19.

Así pues, sólo me queda decir: feliz año galáctico 19, feliz rotación 4.500 millones (aproximadamente) alrededor del Sol, feliz día Juliano 2.457.388 o, como decimos en la actualidad de acuerdo a nuestras convenciones sociales, ¡feliz 2016!