La huerta se ha puesto como una novia para el día de su boda. Preciosa y radiante gracias a las lluvias de estos meses que son, probablemente, el hito más importante que se ha producido desde que iniciáramos el nuevo año agrícola el pasado 1 de octubre. Estas precipitaciones han lavado los árboles, han lixiviado las tierras y han permitido que el triste y feo marrón de las plantas cuando se secan, deje paso a un verde esplendoroso que, por la rapidez con la que ha rebrotado, demuestra que nuestra tierra es fértil como ninguna. A los agricultores de la provincia de Alicante se nos hincha el cuello de verla así. Durante estos días, nadie debería perderse el espectáculo de nuestro campo. Se tiñen nuestros paisajes y los de los artistas. Todo es verde, amarillo, rojo, ocre. No durará mucho. Se acaba el otoño.

No sólo visualmente el campo está hermoso, el agua caída ha sido fundamental para el desarrollo de algunos de los ingredientes que deben ocupar un lugar muy importante en nuestra mesa. Les han permitido ganar calibre, mejorar el color o bien beber las cantidades que reclamaban en un grito ahogado para no perecer y augurar una próxima buena campaña. Cabe recordar, por ejemplo, que Teulada perdió el 90% de la cosecha y muchas cepas se estaban muriendo por la sequía. Así, aunque no estén en plena producción, el agua beneficia a todos. Cerezas, fresas, brevas, uvas,€ Sus sabores sugerentes dan mucho juego para el disfrute de los consumidores. Independientemente de cuáles sean sus gustos, hay una gran variedad para escoger.

Las frutas han centrado las campañas de consumo durante años. Sin embargo, en estos precisos momentos también contamos con otros productos que nada tienen que envidiarles, pero que pasan mucho más desapercibidas y siempre han sido las grandes desconocidas. También se han beneficiado de las lluvias, ahora crecen hermosas y lucen en plantas maravillosas. Me estoy refiriendo a las hortalizas: el nabo, el rábano, la cebolleta,€ Todos estos productos poseen el poder de ayudar a eliminar los líquidos del organismo, aportar minerales, vitaminas y propician innumerables beneficios para la salud.

Con la riqueza que tenemos en nuestras tierras, urge ganar conocimiento y, sobre todo, un poquito de cultura de consumo. Deben escogerse los productos de temporada. La naturaleza es sabia. En verano, nos ofrece las fruta para que no nos falte hidratación y, en invierno, hortalizas para combatir las horas más frías del año gracias a los carbohidratos.

Sin lugar a dudas nuestra agroalimentación posee un excelso valor, pero hay que tener en cuenta que, para que cumplan bien con su cometido, deben estar frescas. ¿Cómo saberlo? En el caso de la alcachofa basta con acercarla al oído y si cruje, es que no hace tiempo que ha sido recolectada. Para poder conseguir hortalizas recién cortadas, deberemos recurrir a los circuitos cortos, es decir, a los supermercados, tiendas, mercadillos de nuestro barrio que ofrezcan productos de la provincia de Alicante. Es cierto que muchas de nuestras cantidades se destinan al exterior, principalmente Madrid y Barcelona y países de la Unión Europea, que reclaman calidad y están dispuestos a pagar un poquito más por ella, pero cerca suyo puede encontrar a productores que tienen tienda propia en Elche, Alcoy, Alicante, Villena... Hay otros que participan en mercadillos. En resumidas cuentas, si los busca, los encontrará.

Así, consumiendo nuestros productos que respetan las máximas garantías de calidad alimentaria, no sólo estará cuidando de su salud y la de los suyos, sino que también estará contribuyendo a proteger paisajes y, por supuesto, ayudando a muchas familias. La agricultura es básica para nuestra economía. En concreto, las hortalizas ocupan 9.860 has y generan más de 133 millones de euros sólo en campo, sin tener en cuenta los millones que producen para la exportación, la venta en comercios y supermercados, el transporte, la industria de envases y un largo etcétera.

La hortaliza predominante es la alcachofa. Hay miles de personas cuidando y protegiendo esta conocida flor de invierno, que protege el hígado, además de ayudar a equilibrar los niveles de colesterol. Sus aplicaciones en la gastronomía son numerosas y cocinadas con amor y cariño, suponen, cada vez más, un verdadero placer. La segunda hortaliza más frecuente en la provincia también tiene forma de flor cuando está plantada. En concreto, de rosa y es, la lechuga. No puede faltar en ninguna mesa completa y nuestro organismo necesita su consumo diario. Aporta gran cantidad de vitamina A, C, E, B1, B2, B3, y betacarotenos. ¿Qué decir de la cebolla? Estimula el funcionamiento del hígado, el páncreas y la vesícula, a la vez que mejora la actividad digestiva. El agua es así el bien que necesitamos para generar todos estos beneficios al organismo, nuestra economía, nuestros paisajes, familias y nuestros pueblos. Por fortuna, llover, ha llovido aunque sea poco. Necesitamos más agua y, sobre todo, contar con aportes externos, aunque parece que a los agricultores las buenas noticias sólo nos las puede traer el tiempo.