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Miguel Vilaplana

Tiempos de cooperación

Hace apenas dos semanas asistíamos en Ontinyent a un hito histórico, una cumbre entre ayuntamientos, universidades, empresarios y sindicatos para la reactivación del Consorcio de las Comarcas Centrales Valencianas. L'Alcoià, El Comtat, la Marina Alta, la Vall d'Albaida, la Costera y la Safor decidían prescindir de las fronteras y limitaciones que imponen los territorios provinciales para aunar esfuerzos y constituirse en un lobby de presión para exigir inversiones en materias tan diversas como las infraestructuras, las comunicaciones, la industria, el turismo o la cultura.

Vale la pena recordar que el citado Consorcio nació en 1999 con idénticos objetivos, pero que permanecía inactivo desde 2002 por la falta de apoyo institucional por parte de un Consell que, liderado por el PP, no veía con buenos ojos esta iniciativa que algunos se empeñaron en situar, de manera infundada, como el embrión de una cuarta provincia. Tampoco los dos municipios que más tenían que empujar, Alcoy y Xàtiva -este último con Alfonso Rus, hoy salpicado por el caso «Dipugate», como alcalde y presidente al mismo tiempo del organismo supracomarcal-, pusieron mucho empeño que digamos en propiciar que la iniciativa saliera adelante.

Los resultados de los últimos comicios trajeron consigo que la mayor parte de las principales localidades de las Comarcas Centrales Valencianas estén dirigidas en la actualidad por ayuntamientos de carácter progresista, lo que ha permitido recuperar un proyecto ilusionante.

Los alcaldes de Alcoy, Antonio Francés; Cocentaina, Mireia Estepa; Dénia, Vicent Grimalt; y Xàbia, José Chulbi, como representantes alicantinos, han apostado decididamente por la iniciativa, al igual que sus homólogos valencianos de Ontinyent, Jorge Rodríguez; Xàtiva, Roger Cerdà; y Gandia, Diana Morant. También el presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, ha dado su bendición al Consorcio, así como las universidades de Alicante, Valencia y Politécnica de Valencia, los empresarios y los sindicatos.

El reto: reivindicar las inversiones ninguneadas a este territorio que, por estar fuera de las áreas metropolitanas de influencia de Alicante y Valencia, ha visto como históricamente se ha ido quedando al margen de las decisiones estratégicas.

Pero para que ello sea posible, habrá que hacer primero frente a una serie de obstáculos. Primero, vencer las reticencias que puedan seguir existiendo respecto al fantasma de la cuarta provincia, y después, involucrar a todas las instituciones. Es cierto que la Generalitat y la Diputación de Valencia, con el alcalde de Ontinyent en la presidencia, ya han expresado que van a apostar decididamente por el Consorcio. Pero habrá que ver que ocurre con la Diputación de Alicante presidida por César Sánchez, que se ha distinguido desde que accedió al cargo por ejercer como una especie de oposición al Consell. Por tanto, resulta ahora mismo una incógnita cual va a ser su actitud respecto a un organismo supracomarcal donde la mayoría de sus integrantes, en lo que respecta a los ayuntamientos, son socialistas o de Compromís.

Así, resultará del todo imprescindible dejar a un lado los intereses partidistas para trabajar conjuntamente en proyectos realizables que repercutan de forma positiva en el territorio y que, sobre todo, se conviertan en realidades, dado que en caso contrario el organismo volvería a verse abocado al fracaso. Y en este aspecto, el PP, pese a no contar ahora con la representatividad de antaño, debe sentirse totalmente partícipe de la iniciativa, para que ésta no se vaya de nuevo al limbo dependiendo de quién consiga ganar los sucesivos comicios electorales.

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