Parece que fue ayer -finales de 2011- cuando el PP se hacía con las riendas del Gobierno de la nación para, según se desprendió de aquella campaña electoral, crear el empleo que ZP destruyó. Algunos ven ahora la «mota en el ojo ajeno de hace cuatro años y no la viga actual en el propio». Allá ellos. Paradojas de la vida, ya estamos de nuevo casi inmersos en una nueva campaña previa a una votación que designará al nuevo presidente del Gobierno de España. Han sido cuatro años de recortes, sufrimiento de los ciudadanos, subida de impuestos incluido el IVA, aumento del desempleo, una mayor precariedad laboral, más pobreza y más desigualdad, desahucios, disminución de los salarios, hachazo a las pensiones, y también hemos conocido distintos presuntos casos de corrupción política entre los que destaca el caso de los famosos papeles de Bárcenas, extesorero del PP, y que pone el foco en la presunta financiación del PP y los presuntos sobresueldos de algunos dirigentes del partido de Rajoy. Esta ha sido una legislatura con un rescate bancario -50.000 o 60.000 millones según la fuente- que estamos pagando todos los ciudadanos y donde el PP se ha olvidado de rescatar a las personas. Por no recordar la ley de seguridad ciudadana, más conocida como «ley mordaza», aprobada por el PP, o la ley de educación Wert que consiguió unir al resto de grupos parlamentarios para derogarla si el PP no tiene mayoría absoluta en la próxima legislatura. En definitiva, la legislatura que acaba se podría definir como la más dolorosa y sufrida en democracia para la mayoría de ciudadanos, aunque los ricos son cada vez más ricos. O como la ha descrito el sindicato UGT: «Ha sido la legislatura más antisocial de la democracia». Es verdad, ha sido una legislatura para olvidar.

España parece que se recupera económicamente, pero esa mejoría no llega todavía a la mayoría de los españoles. Hoy, tras la gobernanza de Rajoy y su reforma laboral de 2012, hay trabajadores que han entrado en la categoría de pobres y que, por carecer de recursos suficientes, tienen que acudir a los comedores sociales para poder tener un alimento que llevarse a la boca, tanto ellos como su familia. El retroceso en derechos y en libertades ha sido enorme durante esta legislatura. Bajo el paraguas de la crisis económica, el Partido Popular ha ideologizado su gestión llenándola de leyes conservadoras o extremadamente conservadoras. También ha sido la legislatura de los decretos-leyes, ya que Rajoy y su Gobierno ha gobernado obviando al Parlamento y ha utilizado el BOE (Boletín Oficial del Estado), en estos últimos cuatro años, mucho más que en cualquier momento de nuestra democracia reciente.

No hay un modelo de país. Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria se ha fiado todo el crecimiento económico al sector servicios y más concretamente al sector turístico, y también a las exportaciones. Que está muy bien, pero si se acompaña ese crecimiento con el de otros sectores con un valor añadido. España no puede seguir perdiendo cuota en investigación y desarrollo. La fuga de talentos por los recortes dados en esta materia hay que taponarlo. Como tampoco podemos seguir con una dependencia energética tan enorme basada en una energía sucia, cara y especulativa. Este Gobierno, como hizo antes el de Zapatero, se cargó las energías renovables y la puesta en marcha de un sistema energético más limpio, verde y mucho más económico. Un país que fundamente su crecimiento económico en I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación), en políticas industriales o en el talento formativo de las personas, y no en la especulación del ladrillo y los bajos salarios, será un referente para el mundo y una garantía para sus ciudadanos. Ni el PP ahora ni el PSOE antes estuvieron interesados en fomentar un país con esas garantías y por eso los ciudadanos les pasarán factura electoral. A unos quitándoles su mayoría absolutista y a otros dándoles el placer de obtener su peor resultado desde la muerte del dictador. Unos y otros se merecen que los ciudadanos les envíen al rincón de pensar.

España no quiere líderes que escurran las decisiones a tomar, dejen pudrir los problemas o no afronten debates con los presidenciables de otros partidos políticos, pero tampoco quieren a aquellos que hoy dicen una cosa y mañana otra, que hoy tienen a su adversario por la izquierda y mañana prefieren pactar con la otra nueva derecha. Y los ciudadanos queremos líderes, a diestra y siniestra, que nos informen antes del 20D, día de las elecciones generales, si España participará en misiones militares contra el terrorismo global y en qué condiciones. ¡Vaya papeleta! Ni más ni menos.