Anteriormente hablamos de los beneficios del juego como filosofía vital entendiéndolo como un modo de hacer las cosas por el beneficio o disfrute que encierran en sí mismas, y no por la recompensa que ello pueda generarnos. No nos referimos a restar importancia o rigor a nuestras obligaciones, de hecho, normalmente, cuando jugamos dedicamos toda nuestra atención, y el rendimiento suele ser altísimo. Abogamos, en realidad, por aprender a disfrutar de cada tarea, eliminando de ella dosis de angustia innecesarias.

Sin embargo, hoy proponemos el juego como terapia, pues ya existen numerosas investigaciones que demuestran que practicar actividades lúdicas genera enormes aportes sobre la salud mental, es decir, sobre los procesos cognitivos y emocionales. De igual modo mejora nuestra atención, nuestra memoria, nuestra capacidad de análisis, etc. Y eso por no hablar de los conocidos beneficios para las funciones fisiológicas, cuando practicamos juegos que implican actividad física.

Por otra parte, como propone la fundación madrileña Jugarterapia, ante experiencias difíciles como una hospitalización, que especialmente en niños pueden generar mucha ansiedad, incluso posibles traumas, el fomento de actividades lúdicas aporta efectos muy positivos. El proceso de humanización de los hospitales ha llevado ya a la creación de ludotecas. incluso comienza a entenderse el juego como elemento dentro de la planificación general de la atención ya que proporciona un cuidado integral y es una herramienta importante de comunicación.

Efectivamente, las estancias prolongadas en un centro de salud a causa de enfermedades crónicas pueden llegar a frenar su desarrollo por lo que hay que buscar actividades que aúnen estimulo sensorial, imaginativo y verbal adecuado para cada edad.

El juego estimula al niño a cooperar con los procedimientos entre el personal sanitario y los familiares, ayuda a estructurar el tiempo en el hospital, consiguiendo romper la monotonía diaria; normaliza las situaciones ansiógenas, y mantiene los niveles educativos adquiridos a través de juegos educativos.

Si nos centramos en los videojuegos, encontramos que, según numerosos estudios, alivian el dolor y el miedo de los niños gravemente enfermos. Se denomina a este efecto la «anestesia virtual», cada vez más frecuente en los hospitales de Estados Unidos. Son los llamados Fun Centers hospitalarios los que parecen aliviar el sufrimiento psíquico y físico de los niños ingresados, hasta tal punto que sirven para evitar una sedación excesiva. De hecho, según la investigación publicada por la Escuela de Medicina Keck, de la universidad de Southern California, en Estados Unidos, el uso de estos videojuegos como terapia, generó una reducción del dolor del 75%.

Pensemos en el tiempo que llevamos sin jugar, sin disfrutar de la experiencia de hacer las cosas sólo por el placer de hacerlas, sin que su beneficio se localice siempre en el futuro. El juego nos sujeta al presente.