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José Gallego en la Universidad de Alicante

Un proyecto expositivo se ha de integrar en la programación del museo, es decir, debe plantear su propia respuesta a la lectura del arte que desde su línea programática lleva a cabo este museo. Cuando nos enfrentamos a la visión de una obra de investigación en una sala de exposiciones es importante, para la comprensión de lo que estamos viendo, llegar a captar cuál es el motivo que justifica su exposición, lo que tiene que ver con cómo se muestra al público un momento de la trayectoria de un artista, es decir, cómo se lee el arte. Indudablemente el artista desarrolla diferentes líneas de actuación, abre muchos y diversos caminos, normalmente en una imbricación compleja.

El papel del comisario es el del observador distanciado de lo que supone tal implicación, para tratar de mostrar un momento, algunas de las conclusiones a las que ha llegado el artista, sin obviar la complejidad de su investigación, de ahí que actualmente la exposición se concrete a través del concepto de instalación, en ese interés de mostrar el proceso en el que se mezclan todos los géneros. Siempre teniendo en cuenta el diálogo con el proyecto museístico en el que se integra, que en el caso del MUA no existe, lo que hace muy difícil su labor.

La obra pictórica de José Gallego es conocida y respetada en el ámbito de la creación artística, una obra que identificamos con un cuidado exquisito de la superficie, de la materia, con una gran sensibilidad y sutilidad en la definición de espacios, donde la luz es un elemento fundamental. En esta ocasión, aunque se enfrenta a una técnica y a un formato no habituales en él, podemos visualizar hasta qué punto busca esa sutilidad en el recorrido de sus formas y ritmos lineales, aludiendo a una abstracción con referencias a la naturaleza, como productora de formas. Un trabajo investigador de lo minucioso, del pequeño formato, de lo sutil casi invisible pero que define y crea espacios, jugando con la virtud de un material blanco, la escayola, pulido, mate...

Pero ante estos elementos y formatos de investigación, lo que más extraña de esta muestra es la concepción de su instalación. La definición de las obras queda bastante atenuada, a veces, se hacen invisibles, aspecto que indudablemente busca el autor, pero en algún momento el blanco de la obra sobre un suelo claro no funciona y se echa en falta un contraste mayor para poder visualizar realmente el espíritu de sus formas. Sin embargo, en el vídeo de presentación del artista, vemos que en su estudio están dispuestos, en estanterías, estos pequeños o amplios conjuntos, lo que permite un recorrido más cercano, clasificado, enmarcado?. Resulta ilógico que una de las mejores piezas que en el vídeo se nos muestra con un primer plano, sin embargo, en la sala, desaparece, prácticamente velada por su situación en el suelo y el dominio de la luz natural, que entra por el ventanal.

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