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Mariola Sabuco

El aguilucho protegido

¿Alguien es capaz de imaginar que en Alemania, en una sede del banco público KfW, hubiera una vidriera en el techo con la esvástica de los nazis? Lo que es impensable en otro lugar del mundo, ocurre en Alicante. En la sede del Banco de España, en la capital de la provincia, hay una vidriera a todo color con el águila imperial del escudo del franquismo. A más de uno, cuando entra en la entidad, se le atraganta el aguilucho vidriado. Sigue ahí, pese a que no debiera, porque aseguran en la entidad que la vidriera es singular y tiene gran interés, aunque no dicen para quién. Es tan obvio que ese elemento gráfico que recuerda una dictadura resultado de una guerra civil no debe estar en sede pública alguna que da hasta vergüenza tener que recordarlo. El Banco de España es el banco central nacional, supervisor del sistema bancario español desde el siglo XVIII, y su símbolo no debe estar ligado a régimen político alguno, sino al sistema monetario, en este caso el euro, que es el que está en vigor. Resulta tan anacrónica la permanencia en la sede en Alicante del águila imperial del franquismo que es incomprensible que no haya sido retirada a instancias de la propia institución en la que se encuentra anidada.

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