Uno de los muchos embustes que durante años trataron de hacernos creer la propaganda franquista en su momento y los historiadores partidarios del franquismo en la actualidad, es que la dictadura franquista no fue una etapa donde la violación de los derechos fundamentales, como los conocemos hoy en día, y la represión institucionalizada de los contrarios al régimen fue una constante hasta el último día de su existencia, sino que en realidad supuso un régimen autoritario donde se vivía con cierta libertad. También hemos podido escuchar en numerosas ocasiones que Franco fue una persona austera que disfrutó de muy pocos lujos porque su única misión era la de dirigir a España por la senda de la gloria ya que era un enviado de Dios, según afirmaba entonces la Iglesia católica.

Mentiras como estas están siendo aclaradas, desde hace años, por el historiador Ángel Viñas que recientemente ha publicado un estudio sobre la figura política y económica del dictador Francisco Franco. Me refiero a La otra cara del Caudillo en el que Viñas hace un repaso de las principales invenciones que alrededor de la figura de Franco comenzaron a tejerse desde que se hizo con el poder absoluto en España tras la Guerra Civil 1936-1939. Mientras que historiadores y seudohistoriadores tratan de tergiversar la historia dulcificando un régimen que en realidad fue una dictadura cuya principal función fue ejercer una represión institucionalizada sobre los vencidos asumiendo métodos «de trabajo» copiados del Tercer Reich, Ángel Viñas realiza un profundo análisis investigando en archivos de media Europa, justificando cada idea con evidencias primarias, es decir, con documentación relevante de la época, al contrario que los historiadores partidarios del franquismo que basan sus teorías únicamente en recortes de periódicos y en las memorias escritas por relevantes miembros del régimen franquista, como si ambas cosas fueran dogma de fe en materia histórica.

¿Por qué este intento de modificar la realidad franquista? Aduce el autor a la tranquilidad espiritual que buscan los descendientes de toda aquella masa social que se aprovechó de los vencidos y que comprendía varios grupos: empresas que se aprovecharon de mano de obra esclava procedente de cárceles repletas de partidarios de la II República, los contrarios a las reformas que se habían emprendido durante el periodo republicano, los beneficiarios de las expoliaciones de bienes de los vencidos y de vacantes en la función pública por haber muerto o marchado al exilio sus anteriores titulares y, en general,todos aquellos que participaron de manera directa en la represión.

Dijo Dionisio Ridruejo que la corrupción en el franquismo fue una forma de vivir. Y de ello se aprovechó Franco que a través de la empresa que creó al efecto (Valdefuentes S.A.) amasó un conglomerado de fincas, garajes y participaciones en hospitales privados, entre otras prebendas, que supuso que se hiciera rico él y sus descendientes, los cuales hoy día se pasean por rancios acontecimientos sociales y lleven vidas de lujo sin que ninguno de los miembros de la familia Franco haya declarado nunca que ejerza algún oficio.