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Mitos de ahora

Los mitos suelen tener una base real y otra imaginaria. No son pura invención, pero pueden resultar engañosos si sirven para impedir «análisis concretos de situaciones concretas». Vayan algunos ejemplos y mis reticencias.

La Francia unida después del ataque. Llega a emocionar esa salida del estadio cantando La Marsellesa como emociona en la sesión parlamentaria conjunta en Versalles. Sí, pero se olvida que a los pocos días hubo pitadas y pateos en el parlamento, una vez olvidada la unión y regresando a la cruda realidad de un país en campaña electoral.

Pero es que se trataba de la mayor masacre cometida en Francia después de la II Guerra Mundial. Hay quien dice que no, y cita el 17 de octubre de 1961 en «territorio francés» (Argelia) o, si se prefiere, el 8 de mayo de 1945 en «suelo francés».

En todo caso, se entiende la reacción de Hollande al encontrarse «en una guerra». No hace falta recurrir a la campaña electoral y a los avances del Front National. Basta hacer un paralelismo con la reacción de Bush II ante el 11-S y plantearse si no se trata de un aprovechar que «el Pisuerga pasa por Valladolid» o una búsqueda rápida de un objeto externo sobre el que descargar la agresividad producida por los atentados. Bush lo encontró en Afganistán aduciendo que allí estaba Bin Laden. Habría sido igualmente extremo invadir Bélgica aduciendo que allí se había generado la masacre. Al fin y al cabo, los bombarderos ya conocían el camino hacia Siria-Irak.

Pero es que lo que está en cuestión son «nuestros valores». No sé cuáles son y los que se citan no son creíbles. El de la paz no deja de ser un sarcasmo, vista la práctica «occidental» del intervencionismo y el despliegue de ejércitos en todas direcciones. Pero peor es decir que nuestros valores son los de libertad (menguante por represión creciente), igualdad (decreciente) y fraternidad (ni está ni se la espera en desahucios, precariedades, violencias domésticas, austeridad, xenofobia?).

Eso sí: hay que reconocer que el terrorismo está atacando a Occidente, convirtiéndose en su mayor problema. Vuelvo de inmediato añadiendo antes que los cinco países con más muertos por terrorismo en 2014 fueron Irak (el primero de todos), Nigeria (donde más había aumentado), Afganistán, Pakistán y Siria. En ellos se produjeron el 78 por ciento de las muertes atribuibles al terrorismo. ¿Actores? Sí: el 51 por ciento de esas muertes fueron a manos del Estado Islámico y Boko Haram. Al Qaeda aparte.

Efectivamente, el mayor problema para Occidente, que era el de la austeridad, ha pasado a ser el de la seguridad, de modo que, en aras de esta, se aceptan «pecadillos» en aquella. Si se aumenta la inversión en armamento (incluyendo los «drones» que va a comprar el Gobierno español) y el gasto en policía y eso va en contra de los objetivos de austeridad, ahora se explica que eso producirá más crecimiento que lo que se esperaba que produjese la austeridad. En este caso, creo que el mito era el de los poderes milagrosos de la austeridad. Dejemos a los keynesianos que disfruten ante las perspectivas de esta inversión pública. Keynesiana invertida y pervertida, pero keynesiana.

Eso sí, hay que salvar al mundo al coste que sea. Mi problema es lo de «mundo». Además no está claro que «ellos» (los malos) vayan en esa dirección. Ni que pudieran hacerlo. No solo: hay quien argumenta que estos últimos «avances» de este yihadismo marcan el principio de su fin por aquello de que no se pueden dar los pasos más largos que las piernas y si lo intentas, te caes.

¿Qué quieren entonces? La lista de sus posibles objetivos es confusa, pero hay algo que sí me parece claro: su intención al atacar en Occidente es que ahí se difunda la idea de que todos los musulmanes son iguales y son «enemigos de Occidente». Se trata, se dice, de evitar que se difunda la idea de una «zona gris» entre unos y otros que, al presentarse como buenos (nosotros según nosotros) y malos (ellos según ellos) impida la coexistencia, la libertad, igualdad y fraternidad. Curiosa paradoja: el presentar el problema como con solo dos actores, se está haciendo el juego al contrario.

¿Musulmanes? Pues algo más que decir que Aum Shinrikyo era budista y ETA «nació en un seminario». Claro que son musulmanes aunque de una variante muy minoritaria y nada piadosa, vista su violación de algunos preceptos islámicos nada ambiguos. Tampoco los gobiernos occidentales son piamente cristianos.

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