Hace ya tiempo que en Alicante se viene hablando de «modelo de ciudad» desde diversos ámbitos, pero hasta la fecha no ha parecido posible ni creíble que Alicante cuente alguna vez con un plan estratégico de ciudad, que sea viable, realista e ilusionante para los ciudadanos. Un plan que con el liderazgo de las instituciones más influyentes, empezando por su Ayuntamiento, aglutine y embarque a agentes públicos y privados y a entidades sociales en un proceso de transformación urbana, económica y social que mejore su imagen, su posicionamiento en la red de ciudades de su entorno y mejore la calidad de vida de sus ciudadanos.

En la actualidad un gran número de ciudades españolas y europeas, principalmente aquellas consideradas como prósperas y exitosas, están desarrollando un plan estratégico de ciudad, fruto del impulso y trabajo de sus instituciones y de su sociedad civil. Es verdad que el concepto de plan estratégico de ciudad ha sido desvalorizado por diversas causas, entre otras, porque se han elaborado en frecuentes ocasiones sin el liderazgo y participación social necesaria, con objetivos poco realistas y sin un plan de implementación de sus proyectos. Pero ahora asistimos a cierta revalorización del concepto de «planificación». El desarrollo de planes de ciudad con un enfoque integrado, flexible y con la mayor participación social posible ha vuelto a tomar auge e implantarse como uno de los objetivos principales de numerosos ayuntamientos.

En la nueva política de cohesión 2014-2020 de la Unión Europea, se apuesta por un desarrollo urbano sostenible integrado para afrontar los retos que tienen las ciudades. Para poder optar a la cofinanciación de la Unión Europea en este periodo, las autoridades locales deberán demostrar que cuentan a medio y largo plazo con una estrategia integrada de ciudad (plan estratégico) para abordar los retos económicos, medio ambientales, climáticos, sociales y demográficos de las áreas urbanas. La suma de proyectos sueltos e inconexos no será valida para acceder a las ayudas europeas dirigidas al desarrollo local.

Podríamos decir que posiblemente aquellas ciudades que no planifiquen activamente su futuro se quedarán atrás. Trabajar con una visión futura de la ciudad y del Ayuntamiento no debe ser incompatible con la agenda y las preocupaciones del día a día, siendo siempre un valor añadido en la gestión municipal. Anticipar y planificar adecuadamente es más eficiente y beneficioso para los ciudadanos que el no hacerlo, los errores por tomar decisiones sin el análisis y planificación necesarios suelen ser muy costosos e irreversibles durante años, ejemplos de esto en el acontecer diario municipal hay a decenas. No parece casual que algunos ayuntamientos estén saneados económicamente y con planes de ciudad en pleno desarrollo y otros no.

Un plan es un instrumento que guía nuestras acciones. Un plan de ciudad debe identificar las áreas estratégicas de intervención y los proyectos motores clave del cambio urbano, y no debe tener una duración inferior a ocho años. El proceso para su elaboración debe ser ordenado, dinámico, flexible, acordado y asumido por los principales actores urbanos, tanto públicos como privados y legitimado por la participación ciudadana.

Después de muchos años de ausencia de una visión global de ciudad, Alicante necesita como el aire un plan de ciudad si quiere ocupar un puesto importante en la red nacional e internacional de ciudades, al igual que el Ayuntamiento necesita un plan interno de innovación y calidad que mejore su estructura organizativa y sus procesos de trabajo, que aproveche la capacidad y el talento de sus trabajadores, que gestione de forma más eficiente sus recursos, especialmente sus infraestructuras y equipamientos municipales, que mejore de una vez por todas y de forma global la atención e información al ciudadano y que implante sistemas y técnicas para la evaluación de la calidad de los servicios municipales.

Hace apenas 5 meses, que se ha abierto una gran oportunidad, con nuevos actores políticos en el gobierno municipal que tienen que hacer del acuerdo y el consenso su herramienta diaria de gobernanza, con agentes sociales y ciudadanos con ganas de colaborar en tener una ciudad más atractiva, más amable, más habitable y cohesionada, con mayor conexión entre sus barrios y mejor posicionada en el ranking de ciudades habitables. En un momento en que el crecimiento no puede ser infinito, pero en el que la ciudad existente puede ser mejorada a muchos niveles. Por experiencia sabemos que cualquier equipo ha de tener objetivos comunes para funcionar, un plan de ciudad puede unir esfuerzos en torno a un objetivo común: el de afrontar conjunta y coordinadamente los diversos retos y desafíos con los que se encuentra Alicante. Algunos de ellos se definen en los diversos estudios y planes sectoriales elaborados hasta la fecha, como PMUS, IMPULSA, y otros de carácter integral. Es verdad que hay que mejorar el diagnóstico de la ciudad y consensuar los retos y los proyectos clave, pero lo principal es la consciencia y voluntad de caminar en esa dirección, algún paso se ha iniciado últimamente en ese sentido.

Este plan de la ciudad de Alicante ha de coincidir en el tiempo y coordinarse permanentemente con el Plan General de Ordenación Urbana, para que sus objetivos y proyectos tengan el adecuado sustento territorial y normativo. Debe ser una propuesta del equipo de gobierno en la que se impliquen todos los concejales del Ayuntamiento, no puede plantearse como un instrumento que favorezca a un sector político frente a otro.

Alicante no puede perder más trenes si no quiere quedarse por detrás de muchas ciudades nacionales y europeas. Debe dejar de ser la ciudad de las oportunidades perdidas y poner en valor el potencial y atractivos que posee. Esperemos que pueda ser nombrada en el futuro como una «ciudad inteligente» que como dice José Antonio Marina, «es aquella que aprovecha y potencia las posibilidades vitales y culturales de sus ciudadanos».