Dentro del espacio conducido por Pepa Bueno, la Ser ha apostado por dedicar un mes completo -que se dice pronto- a debates electorales. Cómo se nota que van sobrados de egeeme.
Cojo sobre la marcha el dedicado a la cultura, al que ha acudido hasta un representante del pepé que no es otro que el singular Lasalle, quien afortunadamente no puede decir que detrás de cada hombre hay una gran mujer, aunque lo sea, porque la susodicha es Maritxell Batet, diputada por Barcelona y puntal de máxima confianza del secretario general... del pesoe. El hombre debe sentirse marcado por todos lados porque, para ser alguien con un cierto discurso, más oficialista no puede resultar de entrada. Luego se soltaría arguyendo que la política cultural, para desplegarla como Dios manda, precisa de un pacto de Estado puesto que éste es el que menos capacidad de acción tiene respecto a comunidades y ayuntamientos, pero eso fue después de señalar como logro que el sector no se ha colapsado a pesar de los pesares y que -es textual- los grandes museos han seguido funcionando. Es lo único que ha faltado: mandar a la baronesa al paro.
Aunque el replicante socialista lo pinta todo negro, es la de Ciudadanos quien, con un solo ejemplo, retrata la confianza e inclinación natural que la actual Administración mantiene sobre los de este pelaje. Para denunciar la falta de sensibilidad hacia nuestros creadores, Rivera -es que la de los riveritas también se apellida así- señala que la animación del spot navideño de Loterías del Estado ha ido a parar a manos de una empresa sueca a pesar de ser punteros por aquí.
No pasa nada. Lasalle se despide esgrimiendo que alguien del ámbito cultural no puede despreciar el debate, tras agradecerle la conductora que no se hubiera escondido. No, si lo estaba; pero es que, en campaña, sacan los efectos especiales.
