Nunca he votado a Mónica Oltra, y no creo que lo haga. Su modelo de sociedad y el mío son bien distintos. Cada día me empeño en convencer a más gente de mi modelo político de sociedad, y ella hace lo mismo en otra dirección. Pero Mónica es mi vicepresidenta. Los que creemos en el sistema democrático representativo, creemos en las instituciones. Y ella es la vicepresidenta de todos los valencianos, incluidos los que no la hemos votado. Mi respeto institucional es máximo.

Pero hoy escribo este artículo para darle las gracias. Este viernes nuestro periódico abría su página 3 con el siguiente titular: «La Generalitat aumenta a 372 euros al mes la ayuda para las familias que acogen menores». Son muchos los menores es situación de desamparo que han sido acogidos en centros de menores y que hoy están en una familia. La solidaridad con la que estas familias han acogido a estos niños es el vivo ejemplo de que nuestra tierra es tierra de amor a los más desprotegidos. Siempre será mejor, como decía Mónica, «que los menores tutelados estén menos en residencias y más con familias, en un entorno más normal».

El PP, mientras estuvo en el Gobierno Valenciano se llenó la boca de ayudas a la familia. Mentira. Nunca un Gobierno ha hecho tan pocopor las familias. En el caso de los menores en tutela fue dramático. Rebajaron las ayudas a una ridiculez. Muchas de las familias acogían a varios niños que eran hermanos y no podían con los gastos, pero nadie renunció a ellos. Dejaron de pagar los gastos médicos de dientes, gafas y otras necesidades aduciendo falta de presupuesto. Dejaron de pagar los tutores que atendían a las familias y a los niños en tutela. Un auténtico disparate y falta de ética.

El PP se podía arrodillar en miles de misas y aparecer en procesiones varias. Su mensaje cristiano era una verdadera pantomima. Fueron capaces de dilapidar y robar millones de euros mientras dejaban desatendidos a estas propias criaturas y a las familias, que solidariamente los acogían. Las familias seguían silentes ante el verdadero desbarajuste que suponía ver cómo la Administración se «quitaba» a unos niños de en medio y maltrataba a las familias que, amorosamente, acogían a esos churumbeles.

Si Mónica ha decidido «rescatar personas» y ha empezado por los más vulnerables, tiene todo mi apoyo. No soy como esos sectarios que piensan que las políticas son de partido y no de personas. Las cosas que están bien hechas, están bien hechas aunque las haga el lucero del alba. Porque ya hay que quitarse la camiseta del partido y ponerse la de las decisiones políticas. Esta decisión no puede ser más acertada y pone en evidencia las mentiras del PP en su ayuda a las familias más desprotegidas y a los niños. No serán capaces de pedir perdón por haber dañado a esos niños y a las familias acogedoras. Porque estarán pensando porqué perdieron las elecciones. Todavía no se preguntan a cuánta gente hicieron daño para que se le cayeran tantos votos razonables.

Mi agradecimiento a Mónica es sin fisuras y total. Hará muchas cosas que no me gustan, pero en este ejemplo político es digna de alabanza. Son esos momentos que te reconcilian al saber que determinados políticos sí que saben dónde están las verdaderas necesidades del pueblo. Las sociedades avanzadas siempre cuidan a sus seres más desprotegidos. Porque vender que proteges la vida y la familia y recortar a los más pobres es una de las mayores indignidades.

Se lo gastaron en carreras de coches y bandurrias varias. Pensaron que, como nuevos ricos y guapetones, la gente siempre les votaría. Cuando se les ha caído el sombrajo por falta de dignidad todavía intentan justificarse. Mónica Oltra ha restaurado la dignidad de los maltratados. Que ningún partido, ni nunca, juegue con el hambre de los más atacados. Gracias, Mónica, porque hacer política significa pensar que las cosas verdaderamente se pueden cambiar. Sabes que no pienso como tú, pero tú hoy me representas porque has restablecido la justicia que nadie debió tocar. Miles de niños, y miles de familias, te estarán agradecidos. Hoy eres la mejor, y yo no te voté.