El escenario: esta semana he recibido, por varias vías, numerosos avisos por parte de amigos y colegas, maestros y profesores, familiares directos e indirectos y diversas asociaciones de pacientes y de padres y madres de alumnos, informándome de una noticia que no tiene otro resumen que aquella frase que dice que éramos pocos y parió la abuela, alentándome al mismo tiempo para que esta semana en el artículo del INFORMACIÓN escribiese algo relacionado con la misma dada mi condición de contumaz crítico de estas cuestiones. Es como si escribir en este diario me concediera poderes mediante los cuales me transmutara en un delegado vocero supermánico o en un harripotero de varita mágica consensuada haciendo que los políticos con capacidad de decidir, los de ahora y los de antes, lo hagan bajo la mejor información disponible y el principio de precaución cuando sus actos tienen que ver con la salud ciudadana en esta, nuestra Comunidad, aunque el problema ya sea global.

La noticia: se ha firmado un convenio para dotar, a todos los centros educativos públicos y concertados de la Comunidad Valenciana, de alta conectividad (100MB) mediante cableado y puntos Wifi. Por otro lado, el sistema de información centralizado que conecta a todos los miembros que forman parte del sistema educativo y que permite llevar la gestión administrativa y académica del sistema educativo valenciano, ITACA, también se rediseñará para hacerlo accesible mediante teléfono móvil y tablet. De ahí lo del parto de la abuela.

La petición: que nuestras autoridades tengan en cuenta, entre otros y otras, la Conferencia de Medio Ambiente y Desarrollo que se celebró en Río de Janeiro en 1992; la declaración científica internacional de Bruselas sobre Electrohipersensibilidad (EHS) y Sensibilidad Química Múltiple (SQM) 2015; el informe técnico de la OMS Criterios de Salud Ambiental 137: Los campos electromagnéticos (300Hz a 300 GHz); el taller internacional COST 244 bis sobre campos electromagnéticos y síntomas no específicos de salud, 1998, Graz, Austria; el taller de la OMS sobre la sensibilidad de los niños a los CEM (campos electromagnéticos) de exposición. Estambul, 2004; el taller de la OMS sobre la orientación de la política de salud pública en las áreas de incertidumbre científica. Ottawa, 2005; la hoja de datos de la OMS n° 296, diciembre de 2005 Campos electromagnéticos y salud pública: la hipersensibilidad electromagnética; el Informe Bioinitiative 2007/2012/2014: una justificación de normas de exposición pública basados biológicamente para los campos electromagnéticos (ELF y RF); la Resolución del Parlamento Europeo de 2 de abril de 2009 sobre «los problemas de salud asociados a los campos electromagnéticos»; la «Comisión Técnica sobre Riesgos para la Salud de los Campos Electromagnéticos: Puntos de consenso, Recomendaciones y Fundamentos», celebrada en Seletun, Noruega, 2009; el encuentro de científicos y organizaciones no gubernamentales celebrado en la sede de la OMS (Ginebra) solicitando el reconocimiento de la SQM y la EHS como enfermedades ambientales y su inclusión en la Clasificación Internacional de Enfermedades CIE-10, 13 de mayo de 2011; la resolución n° 1.815 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, de 2011, sobre «Los peligros potenciales de los campos electromagnéticos y sus efectos en el medio ambiente»; el Informe de Progreso del Proyecto Internacional CEM lanzado por la OMS en 1996, de junio 2013-2014; la Hoja de datos de la OMS n° 193, octubre 2014 «Campos electromagnéticos y salud pública: los teléfonos móviles»; el llamamiento científico internacional sobre campos electromagnéticos remitido a la ONU sobre campos electromagnéticos y tecnología inalámbrica, de 2015.

Teniendo en cuenta todo esto y también que la contaminación electromagnética está aumentando en nuestra comunidad, y que la intolerancia a los campos electromagnéticos ya se considera un creciente problema de salud a nivel global.

La solicitud: a nuestras autoridades para que adopten con urgencia medidas de regulación y de precaución aplicables a toda la población y en particular a los niños y adolescentes en todos los ámbitos públicos; que legislen y fuercen la implementación, por parte de las multinacionales del sector, de una información pública completa en el uso de tecnologías inalámbricas. Y por ultimo solicitamos que los comités institucionales diseñados para evaluar los riesgos de los campos electromagnéticos estén constituidos por científicos y ciudadanos que actúen con clara independencia basada en la ciencia y así excluir a esos expertos afiliados con la industria de forma que, definitivamente, se pueda reconocer sanitaria, política y socialmente a la EHS (electrosensibilidad) como lo hacen ya otros países, contemplando alternativas ya existentes en el mercado.

Esperemos que entre los objetivos políticos estén los de despejar las incertidumbres sobre los riesgos para la salud derivados de la exposición a campos electromagnéticos y evaluar la evidencia científica disponible. Amén.