Debe ser duro saltar a jugar al Rico Pérez y encontrárselo medio vacío después de ver cómo estaba en el partido amistoso. Es la misma sensación que padecen las compañías de teatro que se enfrentan a un patio de butacas semi desnudo, las publicaciones por las que apenas se interesan en el quiosco... Eso sí, los componentes del Hércules saben que, con dos empujones bien dados, esto se encarrila aunque el club siga en el aire. Ya quisiera la ciudad estar en algún sitio. De hecho, para acudir al palco, el alcalde busca mediador federativo porque, si no, prefiere ausentarse, lo que pone de manifiesto la cuestión de fondo: de seguir los pasos actuales, ¿quién tiene menos futuro, el equipo o la supuesta capital? Cualquiera es el guapo que acierta el pleno al quince.
Como el tripartito formado por Ortiz, Portillo y el Instituto Valenciano de Finanzas no hay quien lo digiera de lo visto que está, vamos con los que acaban de irrumpir. Ante la carencia de modelo que arrastra Alicante y la incapacidad de sus próceres para mover el percal con propuestas de calado, los del cetro mancomunado pueden romper con todos los cánones conocidos. Antes, cualquier proyecto se diluía y, ahora, primero se bifurcan y, en el mejor de los casos, se sofronizan. Con el paseíto de 20 kilómetros entre la playa de San Juan y las dunas de El Altet, presentado por el alcalde y su edil turística como icono de la temporada, no ha sido así. Al día siguiente salió el vice y anunció que ni muerto. Otras veces es éste el que salta primero, caso veladores. Entonces, el de la vara de mando interviene para decir que un plato es un plato y, un vaso, un vaso, y advertir por otro lado que aquí estoy yo apagando Maisonnave los domingos. Es lo último que quedaba por ver en acción para completar todo un arsenal galáctico. Echávarris y pavones haciendo diabluras.
