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Marc Llorente

Maquinaria de precisión

Matar al rey

Teatre Arniches de Alicante

Texto y dirección: Chema Cardeña.

Compañía: Arden Producciones.

Puso el cierre la XXIII Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos, tras nueve intensos días de difusión escénica en varios espacios y con un desigual número de espectadores. En el Arniches vimos a la veterana compañía Arden Producciones (Valencia) con un espléndido plantel que se sitúa en Castilla, 1474, durante el reinado de Enrique IV. La acción se cuenta de modo narrativo para recrear un drama basado en sucesos históricos alrededor de un trono y con una resolución simplificada y solvente. ¿Quién asesinó al rey? ¿Envenenado quizás? Empieza la obra y se produce la misteriosa muerte del monarca desventurado en una corte de buitres que desea su desaparición. El fiel judío y médico personal nos relata los hechos y van sucediéndose con los personajes inmóviles que cobran vida a lo largo de la representación. Juan Carlos Garés se encarga de narrar brevemente y de situarse en los focos de atención cuando le corresponde. Y lo hace con sabiduría, serenidad, lleno de matices y exhibiendo el papel de magistral forma. Gran presencia y poderosa voz que sintoniza con el poderío de Chema Cardeña, actor, autor y director de esta pieza de suspense medieval. Él es el rey «maldito», acusado de impotencia y homosexualidad, y lleva a efecto su función con vigor teatral y maestría. Rosa López interpreta a la frívola e infiel reina consorte con la madurez de una sólida actriz. Habla de un incipiente caso de inseminación artificial utilizándose una cánula de oro. La ambiciosa hermana del rey (la futura Isabel la Católica) está interpretada por Iria Márquez asumiendo firmemente su tarea. Es otro de los importantes elementos de la maquinaria de precisión. Este eficaz reparto lo completa el buen hacer de Jaime Vicedo, un Beltrán de la Cueva que es el valido del monarca y el presunto padre de la princesa Juana la Beltraneja. Las ambiciones, los complots, los conflictos sucesorios o el hambre de poder robustecen los cuadros teatrales de Matar al rey. El ágil ritmo, la depuración textual y los perfectos ajustes, que impone Chema Cardeña, avivan el interés de esta evocación del pasado que recuerda los tejemanejes del presente.

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