El día 15 de este mes de noviembre se celebra el Día de la Iglesia Diocesana. Esta fiesta tiene una importancia grande a nivel comunitario y personal. En ella la Diócesis, como porción del pueblo de Dios, vive intensamente el misterio de la Iglesia Universal, su vida sobrenatural, sus virtudes teologales y morales. Precisamente, los 78 municipios, que albergan 1.567.282 habitantes, nos reunimos en 215 parroquias para revivir el misterio de Cristo y de Dios. Nos preside el Obispo Diocesano, Mons. Jesús Murgui Soriano, que es el animador de todos los actos diocesanos importantes, y nos recuerda la labor cristiana de todo un año, su acción caritativa, evangelizadora, misionera y celebrativa. Acompañan al Obispo en esta tarea religiosa evangelizadora, 360 sacerdotes, distribuidos en las 215 parroquias. Se preparan para el sacerdocio en el Seminario de la Diócesis, 12 seminaristas estudiantes de Teología, 13 seminaristas estudiantes de Filosofía, y 48 seminaristas menores estudiantes de Bachiller, en el Seminario Menor. También los seglares cristianos forman parte y practican la tarea evangelizadora. Son 2.203 catequistas, y los miembros de 162 centros de Cáritas parroquiales, junto con los que se dedican a la educación en los centros regidos o administrados por religiosos. En este día de la Iglesia Diocesana el Obispo entrega las insignias, llamadas «Pro Ecclesia Diocesana» a los seglares cristianos, que se han distinguido por su notable trabajo apostólico en la Diócesis. Los premiados han de tener más de 40 años, una dedicación a la Iglesia Diocesana, de al menos 15 años, y han de llevar una notable vida cristiana personal, familiar y social. Los premiados no pueden ser más de 10, y son presentados por sus párrocos. El Obispo y una Comisión especial analizan los informes, y entregan solemnemente las insignias, como signo de agradecimiento de la Iglesia Diocesana por su labor pastoral. Como vemos, el Día de la Iglesia Diocesana es una fiesta verdaderamente hermosa para todos y cada uno de los diocesanos.