Lo del Pavón, el bello Bellido y Shrek, el maxi alcalde, más parece una torre de Babel que otra cosa. Y, por supuesto, no por la fortaleza de la unión, sino por el desentendimiento mutuo que se gastan entre ellos e, incluso ya, también con los suyos propios.

Está claro, cada uno habla un idioma distinto y, por supuesto un lenguaje diferente. Ni siquiera la aparente ideología de izquierdas parece unirles, quizás porque, cada vez más, están comprobando como, en el caso de Echávarri, es sólo eso, aparente.

Pero, vayamos por partes. El bello Bellido, más que parecer no enterarse de nada, es que, simplemente, no se entera. Supongo que, ojos que no ven, corazón que no siente.

Quizás por eso, cada vez hay más gente en su partido que ante la pregunta de en qué se parece Bellido a un árbol de Navidad, contesta al unísono: en que los dos tienen las bolas de adorno. No digo más.

Y es que, es así, querido Bellido, te falta empuje, ganas, coraje y ¡coño! algo de genio. De otro modo, hace tiempo que te habrías plantado y habrías llamado al orden a tus socios de gobierno. En fin, tú sabrás.

Mientras tanto, Pavón y Shrek, eso sí, cuando nadie los ve, mantienen las grescas más encendidas que se recuerdan en el ayuntamiento. Cuentan que las broncas entre ambos han llegado incluso a oírse desde la calle. De hecho, les recomiendo a los periodistas que se dejen de ruedas de prensa, que simplemente permanezcan sentados en un banco frente al consistorio y cojan las notas oportunas que, ya verán, que interesante les resulta. Hace tiempo que la comunicación entre Pavón y Echávarri es prácticamente nula. Son sus asesores los que median e intentan mantener la calma entre ambos cada vez que Shrek se inventa una de las suyas que, por cierto, es ya a diario.

¿Y qué dicen sus respectivos partidos? Pues parece ser que en las bases y familias políticas que las agrupan, comienza a escucharse rechinar los dientes a más de uno. Por un lado, a los supervivientes de Guanyar y, por supuesto, de Podemos, no les gusta un pelo lo que están viendo en Pavón. No es que no se sientan representados por él, es peor, es que se sienten despreciados por él. Y, por otro, en el PSOE los cuchillos empiezan a sonar bajo la mesa y a pedir cabezas y mira que allí es raro. Carlitos Giménez ya no se siente a gusto junto a su alcalde después de la última que les conté la semana pasada y parece ser que, cada vez que habla con Shrek, comienzan a salirle salpullidos.

Pero, bueno, de momento el barco aguanta -entiéndase el triunvirato-, las velas están recogidas para evitar vientos adversos y la navegación avanza rumbo a las elecciones generales que ya están ahí.