Hace un tiempo, bastante lejano, pregunté a un amigo muy querido por mí y como veinte años mayor que yo, el motivo de su repentina y excesiva asistencia a los actos religiosos, cuando antes apenas los frecuentaba. Mira, me dijo muy severo, cuando ves el final cerca, te aferras a Dios, es como asegurarte una pensión eterna que nunca te abandonará. Yo, sin compartir tal aseveración, no me atreví a rebatirla dado el gran respeto y, sobre todo, cariño que le tengo.

Pues yo creo que a Tony Blair le ha pasado algo parecido. Alentó junto con Aznar, la información que poseía de la Inteligencia americana facilitada por Bush, y promovió la invasión de Irak en busca de «armas de destrucción masiva» que nunca aparecieron. Ya sé que la presencia logística española en Irak fue simbólica, pero simplemente por falta de medios, no por convencimiento. Quizá Tony Blair no quiera dar demasiadas cuentas de este genocidio en la otra vida, en la que dicen que es eterna.

El Partido Popular no ha mostrado el mínimo deseo ni actitud de arrepentimiento de aquella masacre. Incluido el cargo de conciencia por haber contribuido a asesinar a cientos de miles de personas en la ya olvidada guerra de Irak. ¿Recuerdan al Parlamento puesto en pie y aplaudiendo, Rajoy entre ellos, la decisión sobre una guerra que había rechazado el 85% del pueblo español? ¿No van a pagar por esto, aunque sea tarde y mal, ni siquiera van a pedir perdón puesto que Aznar no lo hace y como sí ha hecho Tony Blair, quien además liga aquella decisión con el auge del Estado Islámico? ¿No se considerarán tampoco culpables de las atrocidades cometidas o por cometer por esta organización? ¿No afirman que el PP es un partido serio, no son casi los mismos de entonces? ¡Qué cobardes, qué ruines, siempre dan por prescrito lo que les conviene!

¿Y éstos son los que van a ganar las próximas elecciones, estos colaboradores al genocidio por imprudencia política? ¿No lo harían otra vez si el imperio o Merkel se lo indicase? ¿Estos que son incapaces de rebelarse y aceptan que a los miles de refugiados que huyen de una guerra derivada de aquellos polvos, se les interne en campos de concentración llamados campos de refugiados?

¿Éstos que han quebrado los derechos de los trabajadores españoles, reduciéndolos a condiciones laborales indignas, que han prostituido la enseñanza, que han maltratado las libertades civiles? ¿Cómo pueden tener tal desvergüenza para atreverse a decir que este año 2015 será el de mayor creación de empleo de toda la historia de España, obviando qué tipo de empleo lo consideran tal, y negándose a contestar a preguntas tan sencillas como cuántos empleos y tasa de población había en 2011 y cuántos hay actualmente?

Ya sé que es inútil argumentar, les da igual lo que sea, a ellos los dirigentes y a sus cerrados seguidores. Lo hacen por nuestro bien, ¡qué cinismo! Y tienen razón: las urnas los purificarán. El pescado está podrido, pero nos lo venden y nosotros lo compramos y, por descontado, nos lo comemos. Bueno, quien lo compre y quien se lo coma, que, desgraciadamente, serán mayoría.

Ahora ha surgido una nueva derecha, no tan retrógrada ni reaccionaria, homologable a la europea, aunque con todos los estigmas neoliberales. Serán el freno y seguramente el árbitro. ¿Hacia dónde se inclinarán?, ésa es la gran pregunta; si apoya a los instigadores de guerra y paz, se hundirán; si apoyan a la socialdemocracia teóricamente representada por el PSOE, también, tal vez menos. Aspiran a ganar y no sería descabellado que ocurriese.

Y una izquierda más pertinaz, osada y atrevida como Podemos, pese a tener una clientela asegurada, me temo que no es valorada ni deseada por el votante español. Y no pueden, aunque quieran, desplazarse al centro, sus fieles feligreses no lo aceptarían. Son el clavo ardiendo al que se aferra la desesperación en que ha caído sumida una parte de este país llamado España.

Además, la izquierda no necesita ningún agente externo para dividirse. Lo hacen ellos solitos. Se sobran y se bastan. Me sería imposible enumerar, sin caer en el error, la cantidad de partidos, partiditos y menudencias izquierdosas que van a presentarse el 20 de diciembre.

Pero claro, cuando veo los problemas que caminan por este mundo, cuando veo que una parte de España se quiere secesionar, me siento un privilegiado. Y encima lo aprovecha el señor Rajoy para hacerse campaña: «Mientras yo sea presidente, Cataluña será parte de España». Tiene huevos que se convierta en salvador de la unidad de España cuando su partido fue el causante de estos lodos, al presentar al Tribunal Constitucional (formado por jueces elegidos por los partidos) y tumbar el Estatut aprobado en el Parlament Catalá en los tiempos de Zapatero.