A medida que van pasando las semanas, sube el grado de confusión que envuelve a la política catalana, embarcada en el inicio de un proceso de «desconexión» gradual de España, desde la aprobación (ya recurrida en el Tribunal Constitucional) de la resolución encaminada a crear una república independiente. No obstante, los movimientos de unos y otros apuntan a que, pese a la creciente gravedad del conflicto, no sucederá nada significativo hasta las elecciones del 20 de diciembre.

Por un lado, la mayoría de constitucionalistas coinciden en que el documento aprobado por los 72 diputados independentistas tiene pocas posibilidades de prosperar en sus aspectos significativos (por ejemplo, la creación de una Hacienda y Seguridad Social propias) mientras no se constituya un nuevo govern. Y eso está muy verde, tras el fracaso del candidato de Junts pel Sí, Artur Mas, a la hora de lograr el apoyo de la izquierda radical de la CUP (que insiste en vetarlo). Habida cuenta de que dicha formación ha convocado una asamblea, el próximo día 29, para informar de las negociaciones, cualquier desbloqueo de la situación llegaría en diciembre (con la fecha límite del 9 de enero: de lo contrario, habría que convocar elecciones para marzo).

Consciente de ese escenario, Mariano Rajoy ha respondido con contundencia jurídica y buscando el apoyo de los que se atisban como principales partidos tras el 20D (PSOE y C's), a la hora de actuar respecto a los representantes catalanes. Sin sobreactuar en la respuesta (como le piden desde ciertos sectores mediáticos y a la derecha del PP, con la aplicación del artículo 155 de la Constitución), espera así obtener réditos ante los comicios de diciembre. Por tanto, a esperar qué sucede en cinco semanas.

CÓMO LO VEN. Foreign Affairs señalaba lo que, a su juicio, supone una nueva estrategia exterior de Israel? ante las crecientes divergencias que le separan de su socio tradicional, EE UU (agravadas por la mala sintonía personal entre Barack Obama y Benjamin Netanyahu). Cree que el gobierno israelí ha ido más allá en los últimos años, al haber cultivado relaciones preferentes con otras naciones (como India, China o, incluso, Arabia Saudita), que hicieran al país menos dependiente de los estadounidenses.

Precisamente, Clarín se hacía eco de las diferencias entre la Unión Europea e Israel, después que la Comisión aprobase que todos los productos con origen en los asentamientos israelíes llevaran obligatoriamente una etiqueta que los distinguiera de los fabricados en Israel. Pese a la voluntad conciliadora de las autoridades comunitarias, el gobierno israelí cree que dicha medida contribuirá a aumentar el boicot contra toda su producción.

CÓMO NOS VEN. Fortune apuntaba el papel decisivo que puede jugar Albert Rivera, líder de Ciudadanos, a la hora de elegir al próximo presidente de Gobierno, tras las elecciones del 20 de diciembre. Según las encuestas, puede convertirse en fuerza bisagra ante los dos partidos tradicionales (PP y PSOE). También se apunta que la incorporación del economista Luis Garicano a su equipo ha otorgado credibilidad a su programa electoral, de corte centrista y favorable al libre mercado.

The New York Times se hacía eco de la resolución aprobada en el Parlamento catalán donde se daba inicio formal al proceso de separación de España, tras contar con 72 votos favorables y 63 en contra. Inmediatamente, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, anunció la impugnación de la medida ante el Tribunal Constitucional, insistiendo en que «Cataluña no se va a desconectar de ningún sitio».

QUÉ SE CUECE. Economía Digital destacaba la puesta en funcionamiento (de momento, solo en EE UU) de YouTube Music, con la voluntad de que todos los vídeos se encuentren en una misma aplicación. La diferencia de esta plataforma respecto a otras (como Spotify o Apple Music) radica en que los usuarios no solo tendrán acceso a música de estudio, sino que accederán también a vídeos de conciertos y sesiones privadas, solo disponibles en la red social propiedad de Google.

Clases de Periodismo resaltaba la experiencia de algunos corresponsales de The Washington Post, cada vez más activos a la hora de crear contenidos en redes sociales. Por ejemplo, la jefa de la oficina del periódico en Beirut empezó a colgar fotos en Instagram y sus superiores le pidieron que escribiera un blog sobre ello. También se ha instado a los otros 20 enviados del Post a que se impliquen en otras redes a la hora de presentar las noticias, como Snapchat.