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Jorge Fauró

Dame basura

Entre ibuprofenos y paracetamoles, de entre el cúmulo de noticias que uno es capaz de leerse el domingo posterior a un «samedi fou», ayer me fijé en una entrevista con Johan Utterman, gestor de un fondo de inversión que pesca en caladeros que buscan el negocio en oportunidades relacionadas con el envejecimiento de la población y en cómo sacarnos el poco dinero que nos quede después de una vida trabajando: telemedicina, salud, nutrición, residencias, cruceros para después de cumplir los 65... Una parte importantísima del mundo de las finanzas la constituye esa prole a la que le importamos una mierda usted y yo con tal de seguir comiendo a la carta, acumular trajes caros y conducir vehículos tan grandes y potentes como quieren presumir de entrepierna. Pues Utterman, que parece tener cierta autoridad en los mercados, sostiene, y bien debe saberlo, que el consumo en el mundo ya no está dirigido por los nacidos entre 1981 y 1995, jóvenes universitarios, impacientes, ambiciosos, la Generación Y, los millenials, hijos de padres más allá de la cincuentena. Nuestros hijos. En España hay más de 8 millones... casi todos ellos en el paro. Utterman asegura que la batuta del consumo mundial ahora está en manos de los jubilados. En términos generales, han pagado ya la hipoteca, poseen los muchos o pocos ahorros de toda la vida, cobran la pensión. A pesar de la edad, son carne fresca a la que destripar la cuenta bancaria a base de productos que posiblemente no necesiten, víctimas propicias para chuparles la sangre. ¿Creían que con jubilarse les iban a dejar en paz? ¿Que por ser mayores no iban a seducirle con los mismos caprichos que anhelan sus hijos y nietos? Todo está pensado para que te vayas a la tumba con la cuenta bancaria vacía. Nosotros ya no decidimos. Deciden ellos. A tu nieto le vendo un iPhone y a ti un crucero o un tratamiento de belleza, todo con tal de que no disfrutes de la vejez soñada junto a tu pareja. ¿Qué es eso de volver al pueblo? ¿Te vas a conformar con viajar a Benidorm con el Imserso pudiendo irte de crucero? Quienes manejan las grandes finanzas no se cansan nunca de jodernos la vida. Cuando ya no pueden exprimir más al nieto al que arruinaron con la hipoteca basura van a por los abuelos; y cuando acaben con éstos todavía quedará el resto del árbol genealógico: productos para cuñados, para sobrinos, para sobrinos nietos. Si yo llego a sugerir a mi padre, que murió con 84 años hace 14, que se implantara bótox debajo del bigote me habría dicho lo que acostumbraba en estos casos: «Hijo, cada día eres más tonto».

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