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Francisco Esquivel

Entre pilotos anda el juego

La telemetría ha certificado que la palanca del freno de la moto de Márquez recibió un impacto. Eso es significativo, pero el ahogamiento que denota el carburador de la Comunitat es de los que hacen época. Antes de ver a Valentino en Cheste, el president del supracircuito autonómico se fue a reclamar en la Moncloa la gasolina que se precisa para seguir la carrera en condiciones. El maestro de ceremonias ha tardado apenas cuatro meses en hacerle hueco y eso que, a la hora de clamar contra la infrafinanciación, Ximo Puig ha batido todos los registros desde que cogió la moto. Eso no quita que, para la foto, Mariano prefiera la historia de Ángel Nieto.

Además, ha tardado tanto en romper el plasma que hoy en día se le acumulan las visitas. A nostre piloto hubo de meterlo ayer entre Alberto Garzón, Cristina Cifuentes, Miguel Ángel Revilla, las famosas anchoas y no sé si algún molusco además. Y digo esto porque, aunque no se lo crean, Artur Mas estuvo de cuerpo presente en la jornada. La Generalitat, pero catalana, escogió la misma fecha para pedir dinero al Estado. Una cosa es desconectar de la patria opresora por la vía rápida y otra dejar propina. Lo cortés no quita lo valiente. En concreto, las huestes aún de Artur exigen recibir el 33 por ciento de los cuartos del fondo autonómico pendiente de repartir o, lo que es igual, le han pedido a Hacienda que haga llegar 2.300 millones de euros antes de final de año para cubrir la necesidad de liquidez. En este sentido, la liquidación de España puede esperar.

Si Puig a su vez se volvió con las esperanzas a la virulé y sin fiarse siquiera de lo comprometido, ya sabe. Dar por culo sobre la moto tiene riesgos y ventajas. No hay más que observar a los que se la juegan. Tras quedarse en segundo plano, al bon xiquet que es ahora Lorenzo puede corresponderle a la postre el peor papel.

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