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Jorge Fauró

La reunión de Puig y Rajoy

Si Mariano Rajoy es un tipo honesto, no le quedará más remedio que asentir hoy a todo cuanto le plantee el jefe del Consell, Ximo Puig, en la reunión que ambos tienen previsto mantener esta mañana para hablar de financiación autonómica. Humildad, Mariano. La Comunidad Valenciana estaba mal atendida económicamente por el Estado en tiempos de Aznar, de Zapatero y ahora del actual Ejecutivo, pero al presidente del Gobierno no debe pasársele por alto que la indecente deuda que mantiene en quiebra a la Generalitat no la generó Madrid o los caprichos del Gobierno central de turno, sino el estado de incapacidad gubernamental transitoria que se desató en el cap i casal primero con Eduardo Zaplana y luego con Francisco Camps. Y si me apuran hasta en época de José Luis Olivas. Al pobre Alberto Fabra, que Dios lo tenga en su gloria, le tocó gestionar las miserias de aquel saqueo. Con independencia de que ahora y a un par de meses de unas elecciones generales, Mariano Rajoy pueda asegurar una medida de gobierno aproximada a la reivindicación del Consell, al presidente nacional del Partido Popular no le queda otra que asumir que quienes desataron semejante modelo de gestión de gastar a mansalva y sin dinero en la caja se sentaban en la misma mesa que él en las reuniones de la ejecutiva nacional del PP. Rajoy, por tanto, no tiene a quien culpar de esta situación que no sea de los suyos. Es de suponer que en encuentros como el que celebra esta mañana, el presidente se ponga el traje de gallego. La reunión con Puig, que habría sido una torpeza posponer hasta después de las generales de diciembre, se produce, además, en un momento preelectoral en el que según las encuestas el PP todavía continúa cayendo desde el batacazo de las municipales y autonómicas de mayo y con la amenaza de verse alcanzado por el partido de Albert Rivera. Es, por tanto, el momento de que Rajoy acometa con valentía la cuestión de la financiación de una comunidad que en su día fue el granero de votos del Partido Popular y «ejemplo» de modelo de gobierno. El saco iba tan lleno de agujeros que el grano se les ha caído por el camino.

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