Recientemente la revista científica «Suma», en su número 79, le ha publicado al catedrático de Matemáticas Diego García Castaño un artículo titulado «Jorge Juan: el introductor del Cálculo Infinitesimal en España», en el que se ilustra al lector sobre la excelencia científica de este sabio español, que aunque nació en Novelda, vivió durante un tiempo en Elche con su familia.

Hace 266 años, Jorge Juan tuvo el gran mérito de calcular la longitud del cuadrante de la elipse meridiana del Ecuador con un error inferior a una cienmilésima, utilizando la matemática de aquella época (series infinitas aproximativas de Newton), obteniendo para dicha longitud un valor de 1,5678456 radios del Ecuador, frente al 1,5678451 encontrado hoy día utilizando la integral elíptica de segunda especie.

Para llegar a este resultado tan afinado y sorprendente, tuvo que idear previamente unos recursos que no dejó escritos, y ha sido el gran investigador Diego García, el que «introduciéndose en el cerebro» de Jorge Juan, ha sabido hacer unas conjeturas acerca de lo que debió pensar entonces el sabio para llegar a tantísima aproximación.

Y esta maravillosa aportación, totalmente original, es la que ha llevado al tribunal seleccionador de la revista «Suma» a publicar el citado artículo, además de otras consideraciones de carácter matemático, tales como el ser interesante para los profesores por su aplicación en el aula, el tener referentes teóricos y empíricos explícitos y apropiados para acabar sentenciando que «no abundan los casos como el que nos ocupa en los que pueda hacerse tan explícita la utilidad para resolver un problema a la vez simple de entender y laborioso para resolver».

En efecto, Diego García ha supuesto que Jorge Juan aproximó la longitud del cuadrante de la elipse meridiana buscando previamente recursos, aunque él no lo dijera ya que no tenía por qué hacerlo, calculando la longitud del cuadrante de la circunferencia del Ecuador, que ya conocía, mediante series aproximativas de Newton, con tal de averiguar el óptimo proceso que debía seguir cuando lo hiciera con la elipse meridiana.

Sin entrar en las profundidades matemáticas que le han premiado y que están en la revista, muchas son las aportaciones que ha hecho Diego, tanto en el campo investigador como en el docente.

En el primero se ha codeado con investigadores tan eminentes como José Javier Etayo (catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid), quien «aplaudió» su categoría diciendo que unos teoremas que había hecho en dos meses, lo normal era hacerlos en un año.

En la docencia fue profesor de la academia Peñalver de Madrid, donde preparó el ingreso en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, entre otros, a políticos de la Transición como Martín Villa.

Luego tras pasar por Caravaca, donde fue director de su instituto de enseñanza media, llegó a su ciudad natal, Elche, donde nos impresionaba cuando nos resolvía en el acto, en el recreo del instituto de Carrús, con la resolución «a quemarropa» de problemas complejos que algún compañero le planteaba sobre los estudios universitarios de algunos de sus hijos.

Escritor de libros -tanto académicos como sobre la obra y figura de Jorge Juan-, de este catedrático e investigador ejemplar han dicho: «Después de leer la obra «Transcendencia científica» de Jorge Juan Santacilia, del profesor Diego García Castaño, puedo dar por satisfecha la curiosidad de lo que había aportado a la ciencia, y he de decir que la figura de Jorge Juan se ha engrandecido considerablemente en mi interior, tanto en las cuestiones de Estado como, sobre todo, como científico. La oportunidad que se ha presentado para la composición de este libro, sin duda, no se debe al azar; era necesario que un profesional de la enseñanza, además de matemático, el profesor Diego García Castaño, con una voluntad firme de tratar con profundidad científica la obra de Jorge Juan, se introdujera en los libros tanto de matemáticas como de historia e hiciera un alarde de buen profesor para plasmar en este libro, con gran claridad y pedagogía, una parte de la mejor obra de Jorge Juan» (Germán Torregosa, catedrático de Didáctica de la Matemática de la Universidad de Alicante). Y el también catedrático de Historia Moderna de La Rioja, José Luis Gómez Urdáñez, escribió: «También conocemos con detalle el problema matemático y su solución, en lo que ha reparado con bastante intención didáctica el profesor Diego García Castaño, aclarando de una vez a los profanos lo que era tan difícil de seguir en los textos de Jorge Juan, nada menos que la comprobación de que el gran Newton llevaba razón cuando de sus teorías se concluía que la era redonda, sí, pero achatada por los polos».