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Francisco Esquivel

Alicante is different

Buceando en interné uno puede encontrarse cualquier cosa. En este caso saltó de no sé dónde una página 2 del periódico de la que me llamó la atención una frase de Castedo: «La zona terciaria de Sangueta tendrá servicios vinculados con la organización de congresos pero no un centro comercial». Y ya en el bloque informativo: «El área comercial en Sangueta se va a enfocar hacia una relación directa con la actividad del Centro de Congresos; los comerciantes pueden estar tranquilos porque no les va a afectar en absoluto». Desde luego, lo clavó.

A lo tonto a lo tonto, los comerciantes mandan más de lo que parece. El episodio en cuestión data de 2009, el mismo en que Ikea firmó el contrato con la sociedad participada por Ortiz en torno a Rabasa y el mismo en que la cúpula de la Cam se volvía tarumba para disimular el pitote de los préstamos de los terrenos donde aún pretende instalarse la macrotienda, por lo que no es de extrañar que el constructor suela interesarse sobre qué le ocurrirá a Roberto López Abad. Infinitamente menos de lo que le ha pasado a Alicante, eso seguro.

¿Y hacia dónde se encamina la ciudad? Chi lo sa. Ikea se hace ahora cruces sobre la situación aunque ya se le advirtió en su momento que no sabía dónde se metía. Los vecinos de Sangueta también se llevaron una temporada cazando moscas a resultas de lo que se les venía encima y, ya ven, gracias a la secular inoperancia algunos pudieron observar el sábado a Rajoy medio haciendo footing. A qué más podemos aspirar.

Hay quien desconoce que aquí se ha llegado a aprobar un plan general y se ha dejado sin aplicar. Cuidado, que eso no lo consigue todo el mundo. Habrá quien se crea la vanguardia en el sector pero Alicante es capaz de vender cualquier historia y desmontarla en un pispás, mucho antes de que Ikea España naciese.

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