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Francisco José Benito

Mariano Rajoy toma nota cuatro años después

El madrugón que se dio el sábado en Alicante el presidente del Gobierno le cundió lo suyo y antes de embarcarse en los actos florales de Finestrat y Calp no sólo tuvo tiempo de «runnear» hasta la Albufereta. De regreso y tras la ducha, Mariano Rajoy invitó a desayunar a los representantes de los agricultores. Allí estaban los del Júcar-Vinalopó, los del Tajo-Segura y los de los regadíos tradicionales de la Vega Baja, que tienen agua pero no tienen dinero. El presidente, flanqueado por Císcar y Bonig, extraños compañeros de viaje para hablar del problema del agua, escuchó, preguntó y prometió, pero quizá sea ya tarde ante la inminencia de la campaña electoral en la que ninguno de los partidos que concurrirán pueden proclamar que hayan hecho los deberes para resolver el problema del abastecimiento hídrico para un campo, el de la provincia, que mantiene miles de puestos de trabajo, directos e indirectos, que es el segundo que más exporta tras el calzado, pero que vive permanentemente ninguneado por Madrid y por Valencia, gobierne quien gobierne.

Pero en estos últimos cuatro años la responsabilidad ha sido del Partido Popular, y así se lo trasladaron directamente los Francisco Santiago, Andrés Martínez y Ángel Urbina, que algo saben del tema del agua en la reseca Alicante. Cuentan que Rajoy estuvo cercano, nada esquivo e, incluso, llegó a alucinar cuando le espetaron que en el tema del Júcar-Vinalopó en 2001, hace catorce años, todas las partes, incluida la valenciana, estaban de acuerdo en que el agua del Júcar llegara limpia, cristalina y, por supuesto, potable desde Cortes de Pallás. «¿Todos, pero todos...?» llegó a preguntar Rajoy cuando le informaban del asunto. Cuando ya se avanzó en el calendario y se pasó a noviembre de 2011, inicio de la legislatura que hoy expira, el presidente miró hacia Finisterre. El desayuno, frente al mar en el hotel Portamaris, fue cordial y Mariano Rajoy se comprometió a que la ministra Tejerina se ponga las pilas antes del 20 de diciembre y firme los «parches» con los que ahora mismo se conforman los agricultores. Que se active el trasvase desde el pantano de Alarcón y haya agua del Tajo, que para eso sustenta casi el 60% del sector agrario provincial. Estamos en las fechas que estamos y lo más fácil es prometer. Esperemos que las palabras del presidente no se las lleve la corriente, como viene sucediendo desde que Zapatero cambió el plan hidrológico y la toma del Júcar-Vinalopó por aquello de no disgustar a sus socios de Esquerra Republicana.

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