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Gerardo Muñoz

Momentos de Alicante

Gerardo Muñoz

Camisas viejas teñidas de rojo

Como vimos en el artículo anterior, los alicantinos que militaban en la Falange Española antes de la guerra civil eran jóvenes estudiantes, de entre 18 y 29 años de edad.

Algunos de ellos fueron detenidos entre los días 9 y 12 de marzo de 1936, como consecuencia de los graves disturbios que hubo en la ciudad, y seguían encarcelados cuando se produjo el levantamiento militar el 18 de julio.

La rebelión fracasó en Alicante, pero al día siguiente, el 19, una expedición armada de falangistas procedentes de la Vega Baja, al mando del joven callosino José María Maciá Rives, intentó liberar al fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, que se hallaba apresado en la cárcel provincial. Tras un enfrentamiento con guardias de Asalto y Civiles en la entrada sur de la ciudad, la intentona fue frustrada y muchos de aquellos falangistas, incluido Maciá, fueron arrestados.

Fusilamientos

El 1 de septiembre se constituyó en Alicante el Tribunal Popular, formado por un jurado de 14 representantes de las organizaciones del Frente Popular y presidido por dos jueces y el exfiscal de la Audiencia, Vidal Gil Tirado.

En su primera sesión, celebrada el 6 de septiembre, se juzgó a José María Maciá, jefe provincial de la Falange, y otros 61 encausados por los sucesos del 19 julio. Fueron condenados a muerte 53, y todos menos Maciá fueron fusilados el 12 de septiembre. Entre los ejecutados estaba el camisa vieja y jefe local de la Falange José Ibáñez Musso, quien agrediera al director de «El Luchador» el día siguiente de que se inaugurara el primer círculo falangista de Alicante (28-7-1935).

Días después el Tribunal juzgó y sentenció a muerte a otros dos falangistas alicantinos, los hermanos Manuel y Santiago Pascual Martínez, quienes fueron fusilados los días 7 y 13 de octubre, respectivamente.

Paseos

Pero no todos los falangistas alicantinos fueron juzgados legalmente, antes de ser ejecutados. Algunos de los que quedaron en libertad tras el frustrado golpe militar en la ciudad, fueron sacados a la fuerza de sus casas y asesinados, en lo que popularmente se conoció como «paseos». Como, por ejemplo, Jaime Llopis Lloret, empleado de telégrafos, quien sufrió el trágico «paseo» el 10 de septiembre.

Juicio y muerte de José Antonio

El fundador de la Falange, que se hallaba en la cárcel de Alicante desde el 5 de junio, fue juzgado por el Tribunal Popular junto con su hermano Miguel y su cuñada Margarita Larios, entre los días 16 y 18 de noviembre, en la Sala de Plenos del Ayuntamiento, habilitada para la ocasión como Sala de Audiencia.

En las conclusiones definitivas, se dio como probado que los tres acusados habían «tomado parte en el movimiento de rebeldía que estalló en Marruecos la noche del 17 de Julio último», y que José Antonio había recibido múltiples visitas en la prisión, «sin control alguno hasta el 16 de Agosto, de elementos dirigentes y afiliados de su asociación (?) y de otros partidos políticos de carácter marcadamente reaccionario; en cuyas visitas se tramaba y convenía todo lo relativo al movimiento subversivo y la forma y momento propicio para tomar parte activa en él». Entre estas visitas destacaban las de los falangistas José Ibáñez Musso y Antonio Maciá, alias el Pollo (hermano de José María), en las que instigó al primero «y a las organizaciones por este creadas y dirigidas para sumarse al movimiento rebelde y realizar cuantos actos fuesen precisos para que la rebelión se consumase», y facilitando al segundo una carta que llevó al cuartel de Benalúa, instando a la rebelión el 19 de julio, en consonancia con el ataque que perpetrarían los falangistas de la Vega Baja capitaneados por José María Maciá.

José Antonio, que asumió su defensa, la de su hermano y la de su cuñada, eximió de toda responsabilidad a éstos y solo admitió para él un posible delito de conspiración, ya que no de rebelión militar, por cuanto «el movimiento se preparó a sus espaldas para captar a sus correligionarios para una rebelión con la que él no está conforme».

Casi a las dos y media de la madrugada del día 18, el Jurado entregó al Tribunal el veredicto, el cual fue «escuchado con serenidad pasmosa» por José Antonio, en palabras del redactor de «El Luchador», un periódico izquierdista que había criticado y ridiculizado a los falangistas alicantinos. José Antonio fue condenado a la pena de muerte, su hermano a cadena perpetua, y su cuñada a seis años y un día de prisión.

El fundador de la Falange fue fusilado, junto con cuatro falangistas de Novelda, en el cementerio alicantino en la madrugada del 20 de noviembre.

La saca del 29 de noviembre

El 28 de noviembre, ocho días después de la ejecución de José Antonio, Alicante fue castigada con un bombardeo que duró desde el atardecer hasta la madrugada, conocido popularmente como «el bombardeo de las ocho horas».

En represalia, al día siguiente se produjo la saca de 52 falangistas del reformatorio y de la cárcel provincial, que fueron llevados en dos vehículos al cementerio. Solo uno de ellos había sido juzgado y condenado previamente: José María Maciá.

A las dos de la tarde fue llevado el primer grupo de 25 desde la cárcel en el autobús del club de fútbol Hércules. Los otros 27 llegaron al camposanto desde el reformatorio a última hora de la tarde. Tras ser ametrallados, los cadáveres fueron depositados en una fosa común por los sepultureros. Los ejecutores, según el conserje del cementerio, pertenecían a la denominada Columna de Hierro.

En el informe que el conserje del cementerio envió al Ayuntamiento al final de la guerra solo aparecen relacionados 50 nombres.

Entre ellos se encontraban, además del callosino José María Maciá, varios camisas viejas alicantinos: José Gil Muñoz (de 23 años, detenido el 12 de marzo), Rafael García Vidal (el moreno con bigote hitleriano que en 1934 fuera detenido en San Juan por repartir propaganda), José Salvetti Sandoval (acababa de terminar la carrera de Ingeniería), César Elguezábal Hernández (detenido el 5 de agosto en Tibi, donde estaba veraneando), José Aldeguer González (de 18 años, hijo de un carabinero retirado), Antonio Noguera Martínez (18 años, dependiente del comercio Almacenes Alemanes), José Barreres Pérez (de 18 años, mecánico)?

Alicante de José Antonio

El 1 de julio de 1939 (62 días después de que entraran las tropas italianas en Alicante), el Ayuntamiento aprobó en pleno la propuesta del primer alcalde franquista, Ambrosio Luciáñez Riesco, de que la ciudad pasara a llamarse Alicante de José Antonio. La propuesta fue enviada al Gobierno de Madrid, pero no prosperó.

Los restos de Primo de Rivera fueron exhumados y trasladados a Madrid el 20 de noviembre de 1939.

El Ayuntamiento decidió poner el nombre de falangistas muertos al inicio de la guerra civil a varias calles y plazas de la ciudad: Salvetti, César Elguezábal (antes general Torrijos y antes Igualdad), Ibáñez Musso, Jaime Llopis (hoy avenida Albufereta), José María Maciá (plaza San Cristóbal, que recuperó después este nombre), Manuel y Santiago Pascual (antes plaza de Castellón), Emilio Romeu Palazuelos (fusilado el 18-1-1937 junto con diez alcoyanos), etcétera.

Calle de Juan Mingot Tallo

Juan de Dios Mingot Talló nació en Alicante el 20 de diciembre de 1913. Era el noveno y último hijo de Mariano Mingot Shelly y Ana Tallo.

Estudió Medicina en la universidad de Salamanca, acabando el sexto curso unos días antes de venir a Alicante (14 de julio de 1936), para pasar las vacaciones con su familia.

Afiliado a la Falange desde su fundación, este «camisa vieja» fue detenido y encerrado en el reformatorio alicantino tras el inicio de la guerra civil, y fusilado en el cementerio junto con otros falangistas el 29 de noviembre de 1936, cuando faltaban 21 días para que cumpliese 23 años.

En 1955, el Ayuntamiento rotuló una calle (ya desaparecida) del barrio de la Florida con el nombre de Juan Mingot Tallo.

www.gerardomunoz.com

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