Como Raphael en sus mejores tiempos, el tiempo en Madrid discurre como si no hubiese tiempo: Qué pasará, qué misterio habrá, hoy puede ser mi gran noche... Ni Mario Casas con peluca, y en su mejor bis, o Hugo Silva en plena carcajada genial, pueden emular alguna de esas noches que la Gran Vía ha visto bajar por sus aceras, esos alrededores de luna que han visto secretos y discurrido pasajes de 100 años de historia, y que Historia.... Adán Aliaga ya está preparando su viaje al otro lado del océano, justo a esa gran manzana donde los sueños se hacen realidades más que sueños. Y «cocinando» y acariciando la vida misma, junto a grandes amigos (Kiko Martínez entre otros) ya ata en corto el futuro de un cine valenciano que echa de menos viejos tiempos, porque para qué nos vamos a engañar, los echamos todos, todos, todos, de menos... casi tanto como esos mismos momentos añoran la luz del metraje y los focos que ardían bajo olas e «imposibles» que se hicieron muyyy posibles. Cristina, mi Cristina Stoico, miraba con ojos azules inmensos un mundo que se le abre como las granadas mollares inundan el espacio cuando, de pura naturaleza, caen hasta del árbol. Y el tiempo discurría entre filosofías de un Rafa Pontes, cada vez más genial, hablando de una España que por pura catarsis, se siente cada vez más Raphael, e incluso Diana de V, porque dan ganas de comer hasta lagartitos cuando escuchas las tremendas estupideces que nos invaden periódicos, informativos y hasta tertulias. Una sartá de cosas que a nadie, te diría yo, menos a los que se sienten «en éxtasis total», le trascienden. Eli, mi Eli «Deep» ya acariciaba castings y nosotras tratábamos de pensar en ese camino que hoy domingo ha amanecido cerca del olmo centenario en tierras de Castilla. Unas tierras que también son de cine, el cine increíble del Festival de Valladolid, la codiciada Seminci que se abrió este sábado con un Alex O'Doherty calzando Ángel Infantes, con chalecos de Williot y un gran giño a la tierra de nuestro levante, que es de puro fuego, ya un referente hasta para el humor, incluso... En ese cartel, bajo esos focos y con una gran dosis de humor, nos volveremos hoy cantando, como desde el viernes, y tarareando (Swan Fyahbwoy lo habría bordado...) como en los tiempos del blanco y negro al grande entre los grandes, que no es Raphael, sino el que lo ha hecho más enorme si cabe. Su corazón. Feliz domingo.