El miércoles y el jueves de esta semana hemos celebrado las primeras jornadas «Construyendo el derecho a la vivienda», un encuentro de carácter técnico en el que hemos contado con todos los actores implicados: asociaciones profesionales, promotores de vivienda, entidades bancarias, administraciones públicas y sociedad civil. El objetivo no era otro que el de organizar un encuentro dirigido a compartir y a poner en común las experiencias que sobre el derecho a la vivienda, reconocido por normas internacionales, nacionales y autonómicas, están promoviendo activamente ayuntamientos y comunidades autónomas en la búsqueda de soluciones al problema habitacional de nuestro país.

Destacó el alto nivel de los ponentes y la gran calidad de sus ponencias, las cuales se podrán visualizar en breve en la web del Ayuntamiento, en nuestro compromiso de acercar la política a la ciudadanía. Y destacó, además, que dentro de los compromisos adquiridos con Fesord, las jornadas han sido el primer gran evento organizado por la nueva Corporación en el que se ha contado con la participación de intérpretes de lengua de signos.

El análisis de las leyes de vivienda aprobadas en varias comunidades autónomas para intentar garantizar el derecho de la ciudadanía a una vivienda, ha sido uno de los ejes centrales de las jornadas, junto a la gestión municipal del derecho a la vivienda. Lo que más me ha impactado es la frustración de aquellas comunidades autónomas que han sido llevadas ante el Tribunal Constitucional por poner en macha políticas legislativas para situar la vivienda como un derecho fundamental de sus ciudadanos. Es decir, el Gobierno central no es inactivo frente al problema de vivienda, sino que se dedica activamente a empeorarlo poniendo palos en las ruedas a aquellas comunidades que quieren proteger a sus habitantes.

La reflexión sosegada de las jornadas, una vez celebradas y asimiladas, tanto la información, como las propuestas, las conversaciones de pasillo y las mil y una ideas que me rondaban la cabeza no pueden dejarme satisfecha ya que el problema para muchas familias sigue estando ahí. Sin embargo, estoy muy esperanzada al comprobar la gran implicación de todas las personas que han participado (ponentes y asistentes), lo que vuelve a renovar mis energías, una vez más, el hecho de darme cuenta de que sí se puede. Sí se pueden encontrar soluciones, sí se puede legislar para la ciudadanía, sí se puede convertir la vivienda en un derecho real y sí se puede construir una sociedad y un mundo mejor. Sabemos que tenemos un gran reto por delante, hemos coincidido las asistentes a las jornadas en que será imposible si no trabajamos conjuntamente en la misma dirección y hemos adquirido el compromiso de arremangarnos y ponernos a manos a la obra.

Las que acabamos de entrar en política tenemos que conseguir que el problema de la vivienda se convierta en el derecho a la vivienda, tal y como reza nuestra Constitución, y en ese camino las responsables de la nueva política somos las protagonistas. Sobre nuestros hombros recae la responsabilidad que ha depositado en nosotras la ciudadanía de poner en marcha, de una vez por todas, el manido Estado del Bienestar para todas y con mayor empeño si cabe para las personas más desfavorecidas. Y ello, lo tenemos que hacer desde el trabajo, desde los acuerdos con las entidades financieras (que tienen las viviendas vacías), con las administraciones públicas (que tienen que regular y legislar en favor de ese Estado del Bienestar) y con el Gobierno de nuestra nación (que debe de hacer las correcciones presupuestarias suficientes y necesarias para dotar económicamente un derecho fundamental como es el de la vivienda) y con todas las organizaciones sociales (PAH, ONG, plataformas ciudadanas, sindicatos, etcétera).

Y lo tenemos que hacer con firmeza y con mano dura si es necesario, equiparando el derecho a la vivienda con el derecho a la educación o la sanidad, repitiendo una y otra vez a las entidades bancarias hasta la extenuación que la ciudadanía las ha rescatado. Ahora lo que toca es que ellas participen en el rescate ciudadano. Seremos firmes y duros en las formas y en el fondo si no colaboran, aumentaremos los impuestos a las viviendas vacías, y tendremos un ojo puesto en ellas. Llegaremos incluso a hacer valer en su más amplio sentido artículos de nuestra Carta Magna como el 128 que nos dice: «Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general» y que algunos juristas han interpretado en el sentido de que si es por el interés general, se pueden incluso embargar los calzoncillos al monarca (un saludo, Marisol).

En resumidas cuentas, necesitamos dinero para viviendas, los bancos deben de ser parte de la solución y no del problema; hay que poner encima de la mesa quitas a hipotecas sobretasadas a precios de mercado en un horizonte pasado de burbuja especulativa inmobiliaria y realizar un estudio real de viviendas vacías las condiciones de habitabilidad. Y hay que hacerlo ya.

Señores y señoras del Gobierno central, si es verdad que han captado el mensaje de estos últimos meses, si es verdad que queremos propiciar el cambio, si es cierto que ya se han convencido de que primero son las personas? pónganse manos a la obra y a trabajar ya, nosotras las que no somos políticas, las que somos gente corriente que viene de la calle y acabamos de entrar en las instituciones ya nos hemos puesto a la faena. Si ustedes van a colaborar serán bienvenidas y si no lo van a hacer por favor váyanse, no se presenten a las elecciones generales y déjennos a la gente decente hacer política para las personas y no para sus amistades.