El discurso del arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares sobre los refugiados y los inmigrantes ha provocado mucha indignación aunque el silencio de la Conferencia Episcopal es ensordecedor. Cañizares reflexiona: «¿Todos los refugiados son trigo limpio?, ¿dónde quedará Europa dentro de unos años, con la que viene ahora?, ¿si España dejase de ser católica, dejaría de ser España?». De eso se trata, Cañizares coincide con el Gobierno de Hungría, que dice estar defendiendo las raíces cristianas europeas. Estas multitudes desamparadas no son «trigo limpio», no están bautizadas por la Iglesia romana, no van a misa, no se confiesan de rodillas sus pecados, como tantos y tantos millones de europeos. Para este arzobispo estas personas son un Caballo de Troya, es conocido como de noche abandonaron el caballo donde se escondían y degollaban a la población. Y va más allá, pregunta quién está detrás de este éxodo (indudablemente será el demonio). Criticado con dureza, denunciado ante la Justicia, pide perdón y dice ser víctima de «un verdadero linchamiento de mi persona».

Afortunadamente Cáritas, que depende de los obispos, no tiene nada que ver con el pensamiento de este príncipe de la Iglesia, deseoso de lanzarse a una cruzada purificadora. Cáritas no duda en informar que la pobreza severa afecta a unos tres millones de personas en España, que los menores son los que más sufren esta crisis, que un fenómeno nuevo es el de las personas que tienen un trabajo por un salario que les resulta insuficiente para cubrir las necesidades más elementales. Hay algo perverso en las declaraciones del príncipe: asegura que no hay más pobres en las calles pidiendo o viviendo bajo los puentes; él al menos, no los ve. Hay algo irónico en estas declaraciones, un cinismo ofensivo.

El Papa Francisco ha pedido que todas las parroquias, todas las instituciones católicas, acojan refugiados. El Vaticano ya acogió a una familia copta (podría también acoger una familia musulmana: hay que dar el ejemplo).

¿Trigo limpio? Entre millones de refugiados y desplazados, debe haber de todo. En el seno de la Iglesia hay quienes abusan de niños y niñas, en todas partes hay de todo. Cañizares tendría que preguntarse si él es trigo limpio, debería leer una vez más los evangelios. Recordar que no dudó en decir que «es peor abortar que abusar de niños». Europa como civilización, que es anterior al cristianismo, se enfrenta a un desafío, es o no «la patria de los derechos humanos», de la solidaridad, la libertad, la democracia.