En primera fila. Unos con manos cruzadas en regazo, otros en barbilla, el de más allá sobre las piernas o en los reposa de las butacas. Les une, la atenta mirada, la atención respetuosa a quien está en uso del parlamento. La instantánea de la fotógrafa de INFORMACIÓN, Isabel Ramón, recoge el empaque de un puñado de líderes mundiales que se han paseado por Alicante para dejarnos retazos de su sabiduría, de sus vastos conocimientos sobre la convivencia y sus derivadas, sobre las sociedades y sus comportamientos. Todos canosos, todos entrados en años, todos superando los setenta, todos con mentes maravillosas. Algunos nonagenarios en plenitud de razonamientos, como el autor de Indignados, Stephan Hessel que lo era cuando nos dejó su ensayo, espoleta de despertares de conciencias en Francia y toda Europa, que algunos convirtieron en nuestro país en movimiento populista en propio beneficio pervirtiéndolo desde su primera presencia pública.

Retirados a destiempo por mor de unas sociedades que veneran la juventud y obvian la experiencia de sus mayores, se hace quizás más necesaria su presencia pública en tiempos dónde los líderes que están al frente de nuestras sociedades, locales, nacionales o europeos, dejan mucho que desear. Da gusto verles, da gusto escuchar sus comentarios, leer sus doctos análisis, compartir sus ideas. Va para más de una década que publiqué en INFORMACIÓN un artículo titulado Per saecula saeculorum en el que intentaba exponer las virtudes de la llamada tercera edad, sin mucho éxito que digamos, para ciertos puestos de responsabilidad y gobernanza, exentos de esfuerzos físicos, poniendo como ejemplo a quienes durante más de dos milenios conducen los designios de la Iglesia Católica, cuyo colegio cardenalicio supera ampliamente los setenta años. Si la curia romana lleva más de veinte siglos demostrando las aptitudes y capacidades intelectuales de la senectud, nuestra sociedad sigue empeñada en no considerar la experiencia como un valor añadido.

Cuando llega el momento de elegir a nuestros representantes políticos, de asistir a clases magistrales que mejoren nuestra educación y/o formación, de recibir docta e imparcial justicia, se convierte en verdadera estulticia ponderar, a los efectos de ocupar cargos o puestos semejantes, la mejora de ratios y cuentas de resultados, que en muchos casos estamos hartos de ver como se alteran para conseguir intereses personales. El descrédito de la experiencia frente a los valores intrínsecos de la juventud, no fue más que una simple añagaza empresarial para abaratar los costes laborales: contratos más precarios y de exiguos emolumentos que van anexos al segmento más joven del mundo laboral, frente a contratos indefinidos y de costes económicos y sociales superiores, inherentes al de más edad. Su influencia social fue tan determinante que afectó a la sociedad en su conjunto y en todas sus parcelas.

Pero cuando se trata de la exposición pública de la sabiduría y conocimientos de gentes de la talla de los Sanguinetti, González, Slim, Betancur, Lagos, Touraine, que trascienden fronteras y marcan tendencias sociales y políticas, las modas no aguantan un análisis desde la lógica y la razón. Cumbre política y social en la Universidad de Alicante, que pocas veces albergó a tantas mentes privilegiadas al mismo tiempo. Alicante puesta en el mundo, Alicante anfitriona de intelectuales, políticos y empresarios de talla mundial. Por lo dicho y escuchado, excepto la irrupción fascistoide de un grupo de pseudo universitarios intentando boicotear las conferencias, es de ley reconocer que todos los que han desfilado por la Universidad alicantina, siguen en la forma necesaria para ocupar puestos de privilegio en nuestra sociedad.