Impulsor como alcalde franquista (1963-1966) del primer Plan General de Ordenación Urbana de Alicante, recuperador como comerciante marítimo del papel dinamizador en la economía de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Alicante durante su larga presidencia de la institución (1967-1982), y alentador de la implantación de estudios superiores en Alicante como presidente desde 1972 de la Asociación de Amigos de la Universidad. Así sintetizaría la trayectoria pública de Fernando Flores Arroyo, fallecido ayer en Alicante, población donde nació en 1920.

En la entrada correspondiente a Fernando Flores en el «Diccionario biográfico de políticos valencianos 1810-2003» el historiador Francisco Moreno Sáez da cuenta que el fallecido «durante la guerra civil se evadió a la zona sublevada y combatió en las Falanges Navales de Cádiz. Después, en los años cuarenta, fue Jefe de Milicias, ayudante provincial de Falanges Juveniles de Franco, jefe de Centuria de la Guardia de Franco y consejero provincial del Movimiento. Concejal del Ayuntamiento de Alicante desde 1960, por el tercio de entidades, fue nombrado alcalde de Alicante -cargo que desempeñó entre septiembre de 1963 y octubre de 1966- y jefe local del Movimiento entre 1963 y 1964». En ese mismo tiempo fue procurador en Cortes entre 1961 y 1964.

Como alcalde designado sustituyó a Agatángelo Soler Llorca (octubre de 1954 a septiembre de 1963). Fue durante la alcaldía de Flores Arroyo cuando se inició la elaboración del primer Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad que trataba de planificar su evolución urbanística después del «desarrollismo» espontáneo de los años anteriores. Dicho Plan, del que era director técnico el arquitecto Juan Antonio García Solera, es el que entraría en vigor en 1973 hasta su sustitución por el de 1987, dirigido por Miguel Ángel Cano (alcaldía de José Luis Lassaletta), que sigue actualmente vigente. El Plan del 73 pretendía poner fin al crecimiento radial o tentacular de Alicante en torno a las carreteras de Madrid, San Vicente, Villafranqueza y Valencia, sustituyéndolo por un crecimiento paralelo al mar (de Urbanova a Playa de San Juan) con dos viarios potentes en forma semicircular, la Gran Vía y la Vía Parque, aún no ejecutados totalmente.

Tras su salida del Ayuntamiento, en un momento en que se iniciaban en el régimen franquista las primeras tensiones políticas entre falangistas y miembros del Opus Dei, Fernando Flores, que fue acercándose progresivamente desde el primero al segundo de los movimientos, centró toda su actividad en la empresa familiar «Fernando Flores, S.A.», fundada en 1919 por Fernando Flores Guillamón, en la llamada «Casa de Flores», en el número 29 de la Explanada. La empresa había iniciado actividad en el tráfico de mercancías con el pimentón de Espinardo (Murcia) al que pronto sumaron los plátanos de Canarias. Después de la guerra civil añadieron a los productos mencionados los tomates, estos últimos procedentes de Muchamiel que salían de la Estación de Madrid en convoyes ferroviarios de hasta 30 vagones. Los Flores participaron en la creación de FICIA (la Feria de Calzado con sede en Elda) y se especializaron en los puertos de Cartagena y Alicante en la descarga del material militar del Convenio de Ayuda y Defensa Mutua suscrito por España con Estados Unidos. Al negocio familiar se habían incorporado Fernando Flores Gomis, licenciado en Ciencias Empresariales y agente de Aduanas, y Mario Flores Lanuza, igualmente diplomado en Ciencias Empresariales y agente de Aduanas. A ellos se uniría, en la empresa de consignatarios de buques y tránsito portuario, Fernando Flores Arroyo, licenciado en Derecho, que ocuparía la presidencia del Sindicato de Transportes y la vicepresidencia de la entonces Junta de Obras del Puerto. Tanto Fernando Flores Arroyo como Mario Flores Lanuza, por sus lazos profesionales en el tráfico marítimo, ocuparían el consulado honorario de los países nórdicos en Alicante durante muchos años.

El cargo que durante más años ostentó Fernando Flores Arroyo fue la presidencia de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Alicante, entre 1967 y 1982. Estas instituciones económicas, creadas en 1886 por el ministro de Fomento Montero Ríos, vivieron después de la guerra civil un periodismo de ostracismo. El régimen franquista receló siempre de estas corporaciones públicas integradas por comerciantes y empresarios, subordinándolas al protagonismo político de la Organización Sindical Española (el sindicalismo vertical, con sus dos ramas patronal y laboral). Fernando Flores buscó al frente de la Cámara sus raíces originarias, modernizándola en su funcionamiento interior -se creó el primer Gabinete Técnico, a cuyo frente trajo a Fernando Sintes Obrador-, abriéndola como sede de nuevas iniciativas empresariales (como fue en Alicante el Club de Marketing), y proyectándola hacia el exterior, buscando la internacionalización de las actividades de sus integrantes. De esa etapa datan iniciativas como el hermanamiento de la ciudad de Alicante con Niza (Francia) o el establecimiento de la primera línea regular de pasajeros entre los puertos de Alicante y Génova (Italia), entre otras. Como periodista en activo entonces fui testigo del protagonismo del ahora fallecido en estos empeños, al igual que de las tensiones entre la Cámara y la Organización Sindical, especialmente en los últimos años del franquismo y en los inicios de la transición cuando dirigentes del sindicalismo vertical pusieron sus ojos, cara al futuro democrático que se avecinaba, en el control de la Cámara. Flores Arroyo, con sus reelecciones hasta finalizar su último mandato en 1982, hizo frente a aquellos envites pese a sus orígenes falangistas.

También desde la Cámara surgieron las primeras iniciativas para que la provincia de Alicante contara con estudios superiores pues en la época sólo existía en Alcoy la entonces Escuela de Peritaje Industrial. Fernando Flores consiguió primero, en alianza con la Compañía de Jesús, la creación en edificios anexos al colegio Jesuitas en Vistahermosa de ESCE (Escuela Superior de Ciencias Empresariales) y un Centro de Idiomas, además de la implantación, con los primeros ex-alumnos, de AIESEC (Asociación Internacional de Estudiantes de Ciencias Empresariales), y del germen de lo que acabaría siendo Fundesem-Alicante. También participó en la fundación del CESA. Además, presidía en 1972 la Asociación de Amigos de la Universidad de Alicante, que se nutría de aportaciones voluntarias de dinero por personas, empresas e instituciones de la provincia, que se publicitaban periódicamente en las páginas de INFORMACION, para demandar la existencia de centros universitarios de enseñanza. Cuando se crea el CEU, el Centro de Estudios Universitarios de Alicante, embrión de la actual Universidad de Alicante (UA), la Asociación de Amigos de la Universidad formó parte del Patronato gestor hasta su disolución después de que en 1979 el segundo Gobierno Suárez obtuviera en las Cortes la creación de nuestra Universidad.

Fernando Flores, alejado definitivamente de sus actividades públicas y privadas, llevó durante muchos años una vida discreta hasta su incorporación en los últimos años a los cursos de la Universidad Permanente de la Universidad de Alicante, donde, apoyado en su bastón, acudía casi todas las tardes al edificio de la Sede Ciudad de la UA, colindante con su domicilio familiar, orgulloso de ser un alumno que se acercaba a centenario. Descanse en paz.