La puta enamorada
Teatro del Mediterráneo
De Chema Cardeña.
Coproducción: Salvador Collado / Teatro Calderón Valladolid.
Dirección: Jesús Castejón
Poco público acudió el sábado a ver la comedia dramática en el Teatro del Mediterráneo (Aula de Cultura de Alicante). La apatía cultural, los precios o la desgana pueden poner en peligro la continuidad tras su reapertura. El mérito de la empresa que gestiona la programación, Butaca de Patio, merece una mayor fidelidad. En fin. La puta enamorada, de Chema Cardeña, uno de los más destacados de nuestro paisaje, obtuvo un galardón al mejor texto, en 1999, por parte de la Generalitat. Mucho destaca el trío que componen Eva Marciel, Javier Collado y Federico Aguado. Han desfilado por series de televisión y aquí acogen a la cómica de las corralas madrileñas y amante favorita del promiscuo rey Felipe IV, al pícaro criado de ella y a Velázquez, el pintor de la corte. La obra se sitúa en el siglo XVII y corresponde a una trilogía, desde la contemporaneidad, sobre el teatro clásico europeo. La Calderona, el amor y la traición constituyen un espinoso triángulo con la creación de uno de los más famosos cuadros, La Venus del espejo, por orden real. Fingimientos, choques, pasiones y algunos trastos llenan el espacio según las directrices de Cardeña y del director Jesús Castejón. Es la evocación de otra época con realidades vivas. El arte, sobrevivir ante la arrogancia de los poderosos, vender y comprar lo que cada uno puede? O la ausencia de la libertad y ese temor a ser libres como forma de reprimir los deseos. Estos ingredientes hilan la trama, muy bien conducida con el peso imprescindible del reparto, y llevan a la recta final. Eva Marciel reluce totalmente. Hace suya la fuerte personalidad de su papel con gran control de los matices interpretativos. Federico Aguado realiza una sobria labor, precisa y eficaz, pretendiendo a la bella mujer que posa. Javier Collado hace una tarea más flexible y expresiva de comediante astuto. Dirigidos con la agilidad y el acierto de Castejón, queda subrayada la lucha por resistir en un mundo construido por hombres y dominado por el dinero. El diseño de luces de Juanjo Llorens, uno de los responsables de la gestión de esta sala, recrea los claroscuros con su maestría. Los espectadores aplaudieron efusivamente.
