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Gerardo Muñoz

Momentos de Alicante

Gerardo Muñoz

Camisas viejas

Los inicios

Falange Española se fundó el 29 de octubre de 1933 en el madrileño Teatro de la Comedia. Era un partido fascista con componentes católicos. Propugnaba la creación de un Estado Sindical totalitario. Su fundador, José Antonio Primo de Rivera Sainz de Heredia (hijo del dictador Miguel Primo de Rivera), aseguraba que Falange no era ni de izquierdas (cuyos partidos la atacaban por fascista) ni de derechas (cuyos partidos la atacaban por demagógica), y que su principal enemigo era «el señoritismo».

El 15 de febrero de 1934 Falange Española se fusionó con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), fundadas por Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, llamándose a partir de entonces la nueva formación Falange Española y de las JONS.

Violencia

En su ideario se contemplaba la práctica de la violencia, algo común en la mayoría de las organizaciones políticas de la época, especialmente las juveniles. En las fichas de afiliación había una casilla en la que se preguntaba si el solicitante poseía «bicicleta», eufemismo de arma de fuego.

Los jóvenes falangistas estaban organizados en una estructura paramilitar y se les entregaban porras flexibles forradas de metal.

En un documento interno (publicado por el periódico La Luz el 19 de enero de 1934), se daba instrucciones precisas de cómo ejercer la violencia, cuando los procedimientos legales resultaban infructuosos: «(?) para contener el avance de la ola roja, cuya práctica y procedimientos genuinamente violentos, a la violencia habrá que recurrir para contener y luego destruir ese peligro que pretende acabar con la civilización».

La Falange creó en la Universidad de Madrid el sindicato de estudiantes SEU y unas milicias llamadas Primera Línea (antes Falange de la Sangre), dirigidas primero por el militar retirado Luis Arredondo y después por el aviador Juan Antonio Ansaldo, que la convirtió en un grupo mucho más beligerante.

Esta actividad violenta provocó la clausura frecuente de sus locales o círculos y la prohibición de muchos de sus actos.

Pero no solo los jóvenes falangistas practicaban la violencia. A continuación dos noticias que aparecieron en la prensa alicantina:

El 10 de julio de 1934, la policía irrumpió en el local falangista de Madrid situado en la calle Marqués de Riscal, 64, donde se estaba celebrando una reunión clandestina, encontrando un arsenal de dinamita, líquidos inflamables y gases lacrimógenos. También se hallaron «3.000 hojas sin pie de imprenta redactadas en términos extremistas de gran violencia y terminadas con vivas a la revolución social», por lo que se dedujo que se trataba de un ardid para generar confusión política, achacando la autoría de los atentados que se pensaba realizar a los socialistas y anarquistas. Entre los detenidos estaba José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, quien fue trasladado a una comisaría y puesto en libertad de madrugada, junto con otros 65 falangistas. Fueron encarcelados 44.

En la noche del 12 de junio de 1935, una bomba estalló en un círculo falangista de Oviedo, ocasionando un muerto y dos heridos. Los bomberos y los policías que examinaron el local e interrogaron a los testigos informaron de que la explosión se produjo cuando se estaban manipulando explosivos para confeccionar bombas.

En Alicante

La mayoría de los primeros falangistas alicantinos eran jóvenes estudiantes: José Ibáñez Musso, Ramón Rojas, Felipe Bergé, César Elguezábal, Luis Castelló, José Gil Muñoz, Manuel Pascual? Eran los llamados «camisas viejas», en alusión a la camisa azul que formaba parte de su uniforme.

Dos de ellos, Jesús Agustín Melendro Aimela y Rafael García Vidal, fueron detenidos el 14 de septiembre de 1934 en San Juan de Alicante mientras repartían propaganda en la avenida de Galán y García Hernández (Rambla). El Luchador describe a Melendro como un rubio «de 19 años de edad, natural de Palencia, es hijo de un comandante de Infantería retirado y sobrino de un capitán», residente en Alicante desde hacía tres años, al que «fue ocupada una pistola de las llamadas detonantes, marca Komet»; y a García Vidal como un «moreno y con bigote a lo hitleriano (?), mayor de edad, soltero, estudiante y con domicilio en la capital». Se le incautaron dos porras de plomo y con cable de acero, y fueron encerrados en los calabozos del pueblo.

Bastante después de que la Falange se implantara en la Vega Baja, los falangistas alicantinos inauguraron su primer círculo en un piso de la casa inmediata a la del bar Eritaña, con subida por la calle Mayor y balcones a la de Altamira, el 28 de julio de 1935.

Al día siguiente, ya de noche, tres jóvenes falangistas asaltaron al director de El Luchador en la calle Mare Nostrum (hoy parte de Virgen del Socorro), cuando se dirigía a su casa, sita en la calle Sagasta, 44. Llevaban todo el día buscándole y por fin dieron con él, escondidos en el Callejón de la Sierra. El periodista, Álvaro Botella, se encontró de repente rodeado por los tres jóvenes. El más delgado se le puso delante y sacó un ejemplar de su periódico, señalando el artículo titulado «Inauguran un local para jugar al parchís», en el que se informaba de la apertura del círculo falangista en la ciudad, llamando «pimpollos fascistas» a sus ocupantes. «Usted como director del periódico, ¿se hace responsable de este suelto?» preguntó el delgado. «Sí, naturalmente. Yo soy responsable», respondió el periodista. Entonces el falangista le golpeó en la cabeza con una porra de acero que sacó de su manga derecha. Se defendió Botella y los tres agresores huyeron, alertados por dos compañeros que vigilaban en una esquina. El agresor fue posteriormente detenido, identificado como «José Ibáñez Musso, de 29 años, casado del comercio, natural de Madrid, con domicilio en Plaza de Ramiro, número 1». También fueron identificados los dos camaradas que le acompañaban: «un jovencito iodado y con una ondulación impecable en el cabello, llamado Felipe Bergé, y el otro rubio él con un bigotillo a lo Hitler, llamado Pepito Abad», así como uno de los que vigilaban: Tomás Aznar.

Casi tres meses después, el 21 de octubre, varios falangistas agredieron a un transeúnte que rechazó la propaganda que le ofrecieron.

En víspera de la guerra

Cuatro días después de la victoria electoral del Frente Popular (16-2-1936), se organizó en Alicante una manifestación para celebrarlo. Aunque se desarrolló pacíficamente, varios grupos violentos aprovecharon para asaltar iglesias, sedes de partidos políticos derechistas y redacciones de periódicos conservadores.

Los disturbios se sucedieron a lo largo de varias semanas, produciéndose detenciones de dirigentes políticos y sindicalistas, entre ellos la plana mayor de la Falange (entre el 9 y el 12 de marzo).

El 9 de mayo se produjo, en plena calle y sin víctimas, un tiroteo entre falangistas e izquierdistas; el 5 de junio vino trasladado a la cárcel de Alicante el fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, quien había sido detenido e ingresado en la cárcel Modelo de Madrid el 14 de marzo, acusado de posesión ilícita de armas; y el 13 de julio fue asesinado el político derechista José Calvo Sotelo.

Cuatro días después, el 17 de julio de 1936, se inició en Melilla el golpe de Estado que provocaría la última guerra civil española y que, como veremos la semana que viene, repercutiría dramáticamente en la vida de todos los alicantinos, incluidos los falangistas, muchos de los cuales sintieron cómo sus camisas se teñían de rojo.

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