Recuerdo que hace unos años, cuando desde el Centro de Estudios sobre la Mujer de la Universidad de Alicante andábamos programando actividades para la conmemoración del 8 de marzo, recibimos algunas críticas y presiones por haber incluido en ellas a Ahotsak (que en euskera significa «voces para la paz»), un movimiento de mujeres procedentes de distintas organizaciones políticas (a excepción del PP y de UPN) y sindicales de Euskadi, Navarra y el País Vasco francés que reivindicaban la participación y protagonismo de las mujeres en el proceso de paz. En su manifiesto de abril de 2006 afirmaban: «Creemos que las mujeres debemos ser agentes activas por la paz y participar en un nuevo proceso de esperanza que se debe abrir en nuestro pueblo». Este pasado miércoles Arantza Quiroga, presidenta del PP vasco, presentó su dimisión tras ser obligada por su propio partido a retirar su iniciativa parlamentaria para lograr un acuerdo político por la paz y la convivencia en Euskadi que incluyese absolutamente a todos los partidos con representación en el parlamento vasco. Se puede estar en las antípodas ideológicas de Quiroga como lo están seguramente muchas de las mujeres de Ahotsak, pero su deseo de ser agente activa por la paz, materializado en esa iniciativa, hace que confluya con el de ellas en ese punto de unión.

Y la unión para la paz forma parte históricamente de la agenda feminista. Hace cien años ya que las mujeres organizaron sus esfuerzos a nivel internacional con este objetivo. Las WILPF, la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, se constituyó a inicios de la Primera Gran Guerra Mundial, pero sus demandas sólo han comenzado a plasmarse en la agenda oficial internacional hace apenas quince años con la aprobación por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de la Resolución 1325. No deja de ser irónico que la Resolución 2242, que sustituye y actualiza la anterior, haya sido aprobada este martes pasado siendo presidente del Consejo de Seguridad Mariano Rajoy, que no es, precisamente, adalid de los derechos de las mujeres ni de la paz y que suprimió la oficina de ONU Mujeres en España. Lo imagino con el mazo del orden presidiendo esa sesión, confiado en haber ejercido la suficiente presión sobre Quiroga para quitársela de encima.

Como la cosa no ha trascendido mucho y la actualidad política sigue centrada en posturas de enfrentamiento, les invito a que conozcan cómo las mujeres trabajan por la paz, que buena falta nos hace. Este próximo miércoles 21 de octubre, a las 19.30 horas, acérquense por la Sede universitaria Ciudad de Alicante, que se inaugura la exposición «100 años de WILPF» y se prolongarán las actividades hasta el 12 de noviembre. No se arrepentirán.