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Francisco José Benito

Condenados a tragarnos el agua del mar

Císcar elaboró el memorándum del Tajo y Ximo Puig se resigna a aceptarlo y, con ello, contribuye a condenar a la provincia de Alicante a tragarse el agua salada del mar. La frase reúne en poco más de veinticinco palabras el escenario futuro al que nos enfrentamos los alicantinos por la pertinaz sequía -popular epíteto franquista que precedió al plan Badajoz, aquel que construyó los embalses donde no llovía- y la falta de voluntad política de PP y PSOE (los otros no quieren ni oír hablar del tema) para solucionar de una vez por todas el trasvase Tajo-Segura. El Gobierno de Rajoy ha terminado haciendo seguidismo del de Zapatero en el tema del agua aumentando, además, la presión sobre el río, y el nuevo gobierno de la Generalitat hace ahora lo propio y se resigna a que los regantes del trasvase -25.000 - y la Mancomunidad de Taibilla, responsable del abastecimiento hídrico de un millón de alicantinos, pierdan unos 100 hm3 al año que deberán suplirse con otros recursos. Y cuando el PSOE -a Compromís en este tema ni está ni se le espera- habla de otros recursos todos sabemos que mira hacia el Mediterráneo para desalar el agua del mar. La sequía aprieta la cabecera y cada día que pasa el Tajo pierde recursos y, de paso, arma de razones a los pueblos ribereños de Entrepeñas y Buendía, aquellos en los que el Gobierno de Castilla-La Mancha no ha invertido ni un euro de los millones que pagó Alicante y Murcia por el agua en los últimos 25 años, para tratar de bloquear el envío de caudales.

Y todo porque los sucesivos gobiernos que han mandado en Madrid, casi todos con mayoría absoluta, no han tenido las agallas para coger el toro por los cuernos y solucionar un problema que compromete el futuro de dos provincias y de miles de personas. Cerrado el debate de Ebro, con el Júcar-Vinalopó herido de muerte (resulta gracioso escuchar al siempre optimista Manuel Aldeguer, director general del Agua, que desde Cullera tienen que trasvasarse 80 hm3 al año, cuando en los últimos cuatro sólo han llegado cinco y de calidad más que cuestionable.

A la provincia de Alicante sólo le faltaba que la polémica se haya extendido ahora a un Tajo que envía todos los años 8.000 hm3 a Portugal pero ahora no tiene ni cien para la provincia. En el Tajo hay agua, los catedráticos del Instituto Universitario de Geografía Antonio Gil Olcina y Antonio Rico lo han dejado claro con decenas de estudios pero Madrid, mande quien mande, mira constantemente hacia otro lado. ¿Hasta cuando? ¿Hasta que un día abramos el grifo y salga sal o no salga nada? Entonces será ya tarde. Vaya padres de la patria.

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